Rebelión
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¿Qué pasará con Morena cuando falte AMLO?

Por Antonio Salgado Borge

La interrupción de la última gira del Presidente por motivos de salud puso a temblar a buena parte de los integrantes de su partido –y a festejar a los del campo de enfrente–. No es para menos. Andrés Manuel López Obrador es indispensable para Morena y para la Cuarta Transformación tal como existen actualmente.

Sirva lo ocurrido como un recordatorio de la posibilidad que, por incómoda y delicada, rara vez suele discutirse abiertamente: la posibilidad de que AMLO, un hombre que ronda los 70 años y que, como tantas personas en ese rango de edad ha tenido problemas de salud, fallezca en el corto o mediano plazo.

En un nivel muy rudimentario –el de la grilla– esta posibilidad claramente atañe a los grupos políticos al interior de Morena. Eventualmente, tendrán que seguir su camino de disputas sin la presencia y poder del Presidente.

En otro nivel de análisis, uno mucho más trascendental e interesante, la eventual ausencia de AMLO obligará a Morena a decidir si preserva el molde labrado por el Presidente.

En buena parte de la prensa, este molde suele asociarse con la llamada “izquierda radical”. Pero este término es inadecuado. Y lo es porque las políticas de la Cuarta Transformación no sólo tienen muy poco de radicales –y probablemente muy poco de izquierda–, sino que impiden una transformación radical desde la izquierda. Y este es el caso porque la continuación del molde labrado por el Presidente implica la preservación del modelo populista sobre el que AMLO y la 4T como la conocemos están montados.

2023-03-18 Simpatizantes del Presidente de México, Andrés López Obrador y de la 4T se dieron cita en el Zócalo para conmemorar el 85 Aniversario de la Expropiación Petrolera. Foto: Cuartoscuro

Los simpatizantes del Presidente suelen protestar cuando se le califica de populista. Algunos afirman que este término no aplica a AMLO; otros, defienden que ‘populista’ significa estar cerca del pueblo y que, por ende, no tiene nada de malo ser populista.

Pero estas líneas de defensa se sostienen apenas unos segundos. Para ver por qué, es necesario considerar que en la teoría política contemporánea ‘populismo’ no significa ‘estar cerca del pueblo’, sino una visión de la sociedad como dos grupos enfrentados: “la gente pura”, por un lado, y “la élite corrupta”, por el otro.

Aunque es discutible cuáles son las condiciones necesarias y suficientes para ser populista en este sentido, existen algunos elementos que son generalmente aceptados: (1) que la “gente pura” es un grupo homogéneo denominado “el pueblo”, (2) que este grupo tiene superioridad moral, (3) la preferencia de la democracia directa por encima de las instituciones y sistemas democráticos, (4) un profundo anti-intelectualismo en forma de rechazo a las personas expertas o a la ciencia en general y (5) la creencia de que sólo existen dos tipos de prensa: la que es fiel al líder y la que es fiel a las élites. Desde luego, el enfoque populista tiene serios costos. Uno de ellos es que bajo regímenes populistas el respeto a la ley y a las instituciones suele debilitarse. Otro es que la pluralidad, y por ende los derechos de las minorías, suele dejarse de lado para favorecer a una masa que se concibe erróneamente como homogénea.

Es fácil ver que el molde que ha labrado AMLO satisface cuando menos los cinco elementos asociados con el populismo contemporáneo revisados arriba. Decir que este molde no tiene algo de populista o jugar con las distintas formas en que este término ha sido entendido a lo largo de la historia equivale a querer tapar el sol con un dedo. En consecuencia, la única defensa intelectualmente honesta que puede proponerse desde la mal llamada “izquierda radical” para el molde populista es que éste ha sido electoralmente exitoso y que el fin justifica los medios (o, por ponerlo en los términos favoritos de un deplorable personaje, “haiga sido como haiga sido”).

Para Morena el enfoque populista post-AMLO abre un problema doble. En primer lugar, el éxito del populismo depende en buena medida de la presencia de una figura carismática capaz de cautivar, ilusionar y movilizar masivamente. Y, más allá de AMLO, actualmente no hay alguien que cumpla con condiciones semejantes. En segundo lugar, el molde populista no reconoce entre izquierdas y derechas; es decir, si Morena insiste en seguir nutriéndolo eventualmente una figura adversaria que sí las cumpla puede sorpresivamente ocuparlo.

Pero existe otra hoja de ruta que este movimiento podría adoptar cuando falte el Presidente. Morena bien podría rechazar el molde populista y adoptar un enfoque liberal de izquierda.

2023-04-18 Mario Delgado, dirigente de Morena, señaló que confía en que no pase la resolución del TEPJF de invalidar su dirigencia hasta el próximo año. Foto: Cuartoscuro

Soy consciente de que muchos de quienes defienden la ruta populista suelen simplonamente identificar el término ‘liberal’ con el término ‘derecha’ o con una versión no suficientemente radical de izquierda.

Pero a ello se debe responder que la identificación de ‘liberal’ y ‘derecha’ no tiene pies ni cabeza. La idea de que la izquierda no puede ser liberal carece de soporte histórico y conceptual, así que no me detendré en ello. Tampoco tiene sentido afirmar que una izquierda liberal no puede ser suficientemente transformadora o radical. En realidad, este enfoque podría llevar a Morena a cumplir buena parte de lo que ha quedado a deber durante el actual gobierno.

Y es que este enfoque permitiría hacer transformaciones estructurales radicales que el populismo no permite y que, por ende, no han ocurrido. Por ejemplo, en lugar de elegir quiénes pagan impuestos o a quiénes aplica la ley pensando en el beneficio del líder o su proyecto, un enfoque de izquierda liberal implica renovar estos sistemas para que funcionen siempre con legitimidad y justicia; sin importar qué partido o persona esté en el poder.

Es así cómo podríamos tener, de una buena vez y por todas, una reforma fiscal progresiva que permita redistribuir más recursos entre quienes más los necesitan, una reforma educativa que permita la formación de seres humanos emancipados y una verdadera procuración de justicia sin distinciones.

Abriéndose al liberalismo, Morena también podría abrazar, sin olvidar a los más pobres, causas que conciernen a las clases medias y que son bloqueadas por el anti-intelectualismo populista. Ejemplos de éstas son la defensa del medio ambiente, la movilidad social o el desarrollo de la cultura y de la ciencia.

2023-04-25 Votación del grupo parlamentario de Morena, durante la sesión ordinaria de la Cámara de Diputados. Foto: Cuartoscuro

Finalmente, dejando atrás el modelo populista, el principal partido de izquierda de México también podría hacer espacio a causas de izquierda que la concepción del ‘pueblo’ como masa homogénea ha excluido hasta el momento; por ejemplo, el derecho de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos, los derechos de pueblos indígenas, los derechos de la comunidad LGBTI+.

Montada en el modelo populista, Morena logró un triunfo electoral sin precedente y una enorme legitimidad hace cuatro años. Esto es indisputable. Pero en este artículo he argumentado que este modelo difícilmente será sostenible sin AMLO y que el populismo es un freno de mano cuando se trata de implementar las principales transformaciones radicales que se esperan de un partido de izquierda. Dado que ningún ser humano es eterno, por duro que resulte, Morena haría entonces bien en empezar a plantearse un nuevo camino, uno liberal, que le lleve a trascender al Presidente.

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