Al anunciar la intención de que México reciba otra vez unos Juegos Olímpicos, el canciller Marcelo Ebrard utiliza ese magno evento internacional como trampolín para sus aspiraciones presidenciales hacia 2024. Expertos consultados por Proceso advierten que, en su afán, el funcionario elude las disciplinas paralímpicas, los recientes fracasos mexicanos para organizar competencias internacionales y los costos financieros con los que se han quedado países cuyas ciudades fueron sedes, como le ocurrió a Grecia y más reciente a Brasil.
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).– El anuncio del canciller Marcelo Ebrard de presentar ante el Comité Olímpico Internacional (COI) una carta de intención para que una o varias ciudades mexicanas sean sede de los Juegos Olímpicos de 2036 o de 2040 tiene una clara intención político-electoral para promover su imagen a nivel internacional, consideran los internacionalistas de la Universidad Iberoamericana, Erasmo Zarazúa Juárez y Erick Fernández Saldaña, ambos también especialistas en magnos eventos deportivos.
“No es una situación (exclusiva) de Marcelo Ebrard o de otro político, los Juegos Olímpicos son una plataforma económica, política y cultural para hacerse notar como país y como ciudad. No es nada nuevo ni oculto, todo mundo lo sabe. En cada una de las sedes anteriores podemos ver el trasfondo político y, en este sentido, Ebrard nos está diciendo que uno de sus grandes pilares o proyectos para llegar a ser presidente es lo deportivo y cómo se va a ver México a nivel global”, asegura Zarazúa.
Por su parte, Fernández destaca que si se analiza la parte política de la propuesta que el secretario de Relaciones Exteriores presentó al presidente del COI, Thomas Bach, el 24 de marzo último, para ser sede de una competencia que se realizará dentro de 13 o de 17 años es porque “obedece también al interés político-electoral del canciller; eso es evidente”, asevera.
-¿Se adelantó el canciller Marcelo Ebrard al anunciar la intención de realizar unos Juegos Olímpicos cuando ni siquiera se sabe qué ciudad o ciudades serían las sedes?- se le pregunta al maestro Erick Fernández, también egresado del doctorado en Ciencias Sociales por la Universidad Iberoamericana.
-Es un asunto que todavía se está cocinando, tal parece como si ya fuera la propuesta final para lanzar la candidatura y estamos en un paso anterior, en el de la aceptación para participar en la generación de una candidatura. Lo único que he visto es esta carta que se llevó a Lausana (Suiza) por parte del canciller y no del presidente de México, y es simplemente el interés para participar. En caso de que (Ebrard) sea presidente se le atribuirá haber conseguido la sede. Yo lo veo muy apresurado y más como un elemento que se suma a una estrategia internacional de la imagen de un precandidato, de tener presencia en el mundo.
“Hay una parte muy sentimental, la respuesta de cualquier aficionado a los deportes sería ‘qué bien ser la sede’, pero esta respuesta se vuelve compleja cuando ves el panorama desde otra perspectiva: qué implicaría en estos momentos la elección de una ciudad o dos o tres ciudades, qué tipo de infraestructura tenemos en la Ciudad de México, en Guadalajara o Monterrey en cuanto a la movilidad, instalación hotelera, la dinámica vial. Esto no es el México de 1968 y hay que considerar otros elementos que no deben estar cruzados por lo político-electoral”.
Además, en el viaje que hizo a Lausana con la intención de gritarle al mundo que México quiere sus segundos Juegos Olímpicos, Ebrard Casaubon no dijo una sola palabra sobre la realización de los Juegos Paralímpicos, y no son dos eventos separados. Cuando se asignan las sedes, las ciudades adquieren el compromiso de realizar ambas justas y se deben tener también instalaciones deportivas adecuadas para el llamado deporte adaptado.
“Ebrard se adelantó, nos está diciendo que es algo que quiere realizar en la siguiente administración, pero no lo está haciendo como debe. Cuando se tiene que empezar a trabajar es en la siguiente administración, entre 2025 y 2029, ahí sí ya va en serio. Sí, México tiene la intención, pero quien está marcando la intención es el secretario de Relaciones Exteriores y el COM (Comité Olímpico Mexicano), no el presidente de la República. Cuando Marcelo dice: ‘yo quiero’, debe considerar que todo fluya. ¿Por qué México no ha sido sede de magnos eventos deportivos? Por la alternancia democrática. Parece chistoso, pero así es. México fue sede en el 68 porque fueron labores de la administración priista, fue un proyecto de un partido en el poder, no de una persona”.
Ciudades que incumplen
Tras haber presentado la propuesta ante Thomas Bach, Marcelo Ebrard declaró que México es un país vigoroso con una democracia fuerte y con instituciones sólidas, con una economía estable, “una de las mejores del mundo”, lo que hace posible que los Juegos Olímpicos regresen. “Nosotros nos vemos como un país triunfador, exitoso y ambicioso”, dijo.
No obstante, el canciller olvida lo que ocurrió las últimas tres veces que una ciudad mexicana fue sede de alguna competencia internacional: Guadalajara no fue capaz de construir la villa deportiva para los Juegos Panamericanos de 2011, lo mismo ocurrió en Veracruz que recibió los Centroamericanos de 2014, ambas justas regionales. En los dos casos la infraestructura deportiva se terminó sobre las rodillas al cuarto para la hora y dejó un quebranto en las finanzas estatales.