Rebelión
Nacional

“Si se quiere promover una cultura de paz hay que tener cuidado con las etiquetas y señalamientos”: Dení Álvarez Icaza

¿Cómo se ha generado la violencia colectiva en México? Juan Ramón de la Fuente y Dení Álvarez Icaza ponen sobre la mesa un estudio que analiza el fenómeno desde distintas aristas.

El resultado es Salud mental y violencia colectiva (Debate), un volumen que propone una revisión multifactorial de un tema que aqueja al país, pero no solo eso, también propone alternativas para salir de un bache que a través del cual se filtra la violencia de género, la desigualdad económica, el crimen organizado y el respeto a los derechos humanos.

En entrevista, Dení Álvarez Icaza reconoce que cualquier programa que busque enmendar el problema necesita de medidas que funcionen a corto y largo plazo.

¿Faltaba un diagnóstico como el que plantean en Salud mental y violencia?

Sí, creo que faltaba un texto que ofreciera una visión interdisciplinaria del fenómeno. Tanto el doctor Juan Ramón de la Fuente como yo tenemos formación como psiquiatras, en mi caso trabajé en la Comisión de Atención a Víctimas. Juntos hicimos un proyecto en Guerrero y de ahí nació la idea de plasmar los resultados de esa experiencia, pero incorporando a las ciencias sociales. Nos parecía importante no quedarnos en la medicina para tener una visión integral.

¿Cómo delimitaron los temas?

A partir del interés por tener un trabajo interdisciplinario. El doctor Luis Astorga, por ejemplo, es experto en el tema del narcotráfico; hay abogados expertos en temas de derechos humanos, antropólogos, etc. El diálogo con ellos nos convenció de la necesidad de conocer no solo impacto en la salud mental y sino revisar otras implicaciones, a fin de dar lector una visión general de las consecuencias y de los factores asociados al origen de la violencia colectiva. El libro habla del origen y las definiciones; de la problemática; y de teorías de abordaje para la prevención.

¿En qué momento llegamos a este nivel de descomposición social?

Sin duda la salida a la calle de las fuerzas armadas es un factor importante, así como el desmembramiento de los grupos del crimen organizado sin una estrategia y la corrupción. Pero también hay factores sociales como el deterioro económico. México no está inmerso en un conflicto civil, por tanto, la polarización o la segregación étnica no tienen tanto que ver. Influye la composición demográfica de la población, la educación es protectora contra la violencia colectiva. Un elemento importante es la cultura de la violencia porque es causa y efecto. Al estar inmersos en un ambiente de esta naturaleza empezamos a normalizar en nuestras prácticas y eso ocasiona que la violencia se perpetue.

¿Centrar todas las causas en el crimen organizado distrae de atender otros factores?

Sin duda el crimen organizado es importante, pero también explota cuando hay un caldo de cultivo social prexistente. Sí hay una relación temporal entre el inicio de esta estrategia y el pico de los homicidios y delitos de alto impacto, pero también más sencillo echarle la culpa a un enemigo particular que reconocer que en el país existen una serie de problemas psicosociales y económicos que si no se atienden nos impedirán tener una sociedad en paz.

¿Cómo revertir la normalización de la violencia?

Algo importante es incorporar la educación para la paz en las escuelas, la reintegración de la cultura comunitaria va de la mano con esto.  Es fundamental que desde las familias se enseñen a los niños métodos alternativos de relación y de resolución de conflictos. Otra cosa esencial, es fortalecer al sistema de justicia porque la violencia se robustece cuando se tienen instituciones débiles. Hay modelos que se aplican en sociedades más afectadas que nosotros incluso. Algo muy peligroso es el discurso de la víctima y el victimario como dos categorías separadas. En México tenemos muy arraigada la figura del enemigo y atraviesa la clase social y la etnia. Hay que tener mucho cuidado con la radicalización de los discursos; hace falta trabajar con las personas para aprender a resolver los conflictos de manera no violenta. El trabajo con los medios de comunicación también es importante en cuanto a la forma en la que se tratan las noticias relacionadas a la violencia.

¿Qué se tiene que hacer desde los medios de comunicación?

Se tiene que informar a la población sobre la violencia, pero debe haber una sensibilización al abordar los temas para no exponer ni revictimizar. Hay que tener cuidado en el uso del material visual porque puede ser muy impactante. Hay un estudio que plantea que mucha de la afectación mental no tiene que ver con el número de homicidios sino con la brutalidad. Es decir, se trata de cuidar como se transmite el mensaje.

Hace un momento hablaste de la radicalización de los discursos; hoy vivimos un periodo muy polarizado.

Así es, para cierto tipo de conflictos la polarización étnica, ideológica, religiosa o geográfica, sí es un detonante de violencia civil. En México todavía no es tan marcado, pero sí habría que tener cuidado en no polarizar a la sociedad, puede ser peligroso.

¿Qué sucede cuando esta polarización se promueve desde las autoridades?

Debería de haber más cuidado en el uso de este tipo de lenguaje. No sé si se promueve por desconocimiento o por una cuestión estrategia. La polarización utiliza la emoción de la gente. Lamentablemente no se ha manejado de la mejor manera porque mete un factor más para la violencia colectiva, lo vimos en Estados Unidos. Si se quiere promover una cultura de paz hay que tener cuidado con las etiquetas y señalamientos.

¿En México se están aplicando medidas para disminuir este problema?

Si ha habido esfuerzos, pero se truncan por la falta de continuidad. La prevención de la violencia es una carrera a largo plazo. Si queremos resultados dentro de veinte años necesitamos empezar a trabajar hoy, eso implica que no tienen una visibilidad inmediata y eso es un problema. Algo que nos ha faltado y aquí implico a la academia, es cuantificar adecuadamente estos esfuerzos. No hay una metodología para medir el impacto de los programas. Otro problema son los recursos, hay una disposición teórica pero no se le destina el dinero necesario para su implementación.

¿Cómo conseguir un balance entre la urgencia de resultados y una visión a largo plazo?

Sí creo que la prevención de la violencia frustra porque no veremos resultado hasta dentro de veinte años, pero en efecto dentro estos proyectos se pueden hacer cosas que den buenos frutos pronto. Si a tratar estos temas con los niños probablemente de inmediato verás una disminución en el bullyin. En el camino de la prevención a largo plazo se pueden cosechar resultados pronto, por eso es importante que sean los expertos quienes diseñen estas estrategias.

Por diseñar una estrategia intersectorial en donde dialoguen la sociedad, las instituciones y la academia, con metas a largo plazo pero resultados en lo inmediato. Lo primero es reunir a todos los sectores y trabajar de manera intersectorial con estrategias territorializadas. Un buen ejemplo podría haber sido Juntos por la paz, solo que tendríamos que revisar por qué falló.

Enlace a la fuente

Notas relacionadas

Forman cadena humana en defensa de Julian Assange | Fotos y video

Rebelion

Elecciones en Aguascalientes 2022: Martín Orozco informó que se registraron dos incidentes en Aguascalientes

Rebelion

“No hay nada obligatorio” en acuerdo contra la inflación, reconoce AMLO

Rebelion