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Selena, Los Tigres del Norte, Santana… ellos son ‘Los blindados del norte’ (Reseña)

¿Será que en verdad el periodismo está en crisis o lo que está en proceso de transformación es en realidad la industria de los medios de comunicación? La pregunta me ronda una vez que termino de leer Los blindados del norte, de Arnulfo Vigil (Montemorelos, Nuevo León, 1956), un libro de esos que, quien sabe por qué razón, sólo las editoriales marginales se atreven a publicar a pesar de que tiene como protagonistas a un puñado de auténticas leyendas de la música popular.

Vigil tiene el pulso del cronista de largo aliento, vale la acotación porque no todo reportero es capaz de escribir una pieza de estas características con un sentido de libertad y compromiso con el lenguaje como el suyo, aún a pesar de algunos pasajes políticamente incorrectos. Cuando nos cuenta la historia de Eulalio González “Piporro”, Selena o Gloria Trevi, lo hace desde el rigor de quien sabe investigar y preguntar. A partir de anécdotas e información teje perfiles extensos, hoy prácticamente impublicables en las secciones de espectáculos de los medios impresos por mucho que dignifiquen a un oficio que en aras de la brevedad sacrifica contenido y gusto por la lectura.

En México, donde la tradición de las biografías de personalidades del show bussiness es limitada y las pocas que hay se mueven entre los extremos del amarillismo y las que son escritas por encargo y simplemente ensalzan al protagonista, a Vigil le alcanzan veinte páginas para contarnos porqué Rigo Tovar se convirtió en una de las estrellas más rutilantes de la música popular, capaz de vender cientos de miles de discos y de convocar a seiscientas mil almas para un concierto en Monterrey, récord por cierto todavía intacto en la Sultana del Norte.

No necesita más tampoco, para explicar cuál fue la mecha que encendió la carrera de Celso Piña y de Carlos Santana, al punto de convertirlos en genios de sus respectivos instrumentos. Ni que decir, de sus perfiles de Los Tigres del Norte y Juan Gabriel. Aunque a veces es barroco y gusta de la onomatopeya, Arnulfo Vigil tiene gracia, se arriesga con la estructura, informa, entretiene, pero sobre todo y aquí, creo lo más importante, se preocupa por emocionar y conectar con los lectores.

Heredero de la mejor tradición de la crónica oral y callejera, el regiomontano se sale de la norma y hace de Los blindados del norte un título más que disfrutable y que nos reconcilia de que puede haber buen periodismo de largo aliento más allá de la coyuntura.

Arnulfo Vigil. Los blindados del norte. Producciones El Salario del Miedo. 208 pp.

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