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Recuperan cuentos inéditos de Elena Garro

En la Universidad de Princeton reposa un amplio archivo con novelas cortas, dramaturgia, poesía y textos varios de Elena Garro. Fundada en 1746 en Nueva Jersey es la cuarta universidad más antigua de Estados Unidos y ahí encuentran también materiales de Carlos Fuentes, Alejandra Pizarnik, Mario Vargas Llosa, Guillermo Cabrera Infante y Reinaldo Arenas, entre otros.

El plantel tiene todo un equipo para proteger y organizar los archivos, explica la investigadora Olivia Teroba, quien edita y escribe el prólogo de Relatos recobrados de Elena Garro, publicado por Ediciones del Lirio y la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.

El libro ofrece las reproducciones de los manuscritos de la autora, así como los originales mecanografiados con algunas precisiones señaladas -con tinta- por ella misma-. Así como de los cuentos “Nunca mates a nadie, siempre hay ojos que te ven”, “Martín” y “Katrin y María”.

El trabajo agrega Olivia Teroba, implicó digitalizar e interpretar documentos, “muchos están escritos a mano o máquina de escribir, pero tienen ciertas erratas, entonces se requiere tiene un trabajo muy cuidadoso para no modificar el trabajo de la escritora, pero sí transcribirlo y hacer que llegue a un público más amplio de la manera más respetuosa posible con su texto”.

Cuenta que en general el archivo de Garro implica complicaciones particulares pues no todos los materiales están fechados y además están revueltos. “Fue un reto pensar en estos textos y no saber exactamente cuándo los escribió, pero algo que sí ayuda mucho es conocer el resto de su obra. Creo que los lectores que ya hayan leído otros de sus libros podrán reconocer detalles, por ejemplo, “Katrin y María”, podría ser un capítulo descartado de la novela Testimonios sobre Mariana”.

Detalla que los muchos de los textos incluidos seguramente fueron escritos entre 1950 y 1970, y es probable Elena Garro viajara con ellos mientras al lado de su hija Helena Paz Garro recorrió Estados Unidos, Francia y España. “Me sorprende que no se hubieran publicado”. Adelanta, además, que junto con Ediciones del Lirio y la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla ya planea sacar dos volúmenes más: uno será de obras dramáticas y el otro de novelas cortas.

“El conjunto de los materiales me hablan de un proyecto de escritura a largo plazo. Elena, cuando estaba haciendo un libro, seguramente seleccionaba. Descartaba cosas que no aportaban al libro en turno, pero pensaba que podía seguirlas trabajando o que se podían convertir en cuentos independientes. Para ella la escritura era un trabajo constante y muy presente en su vida”, apunta.

Subraya que la obra de Elena Garro va más allá de Los recuerdos del porvenir.  En los materiales seleccionados para el libro ubica varios de los temas que estuvieron presentes durante su trayectoria como la figura de las mujeres en la sociedad mexicana, las preguntas sobre el tiempo, es decir, cómo percibimos el tiempo, cómo se modifican según nuestra percepción y estado de ánimo. ““Nunca mates a nadie, siempre hay dos ojos que te ven”, tiene todas las características de un relato policial, pero el final es muy inesperado y tiene que ver con esta exploración de Elena Garro con el tiempo”.

Otras historias, por ejemplo, “Martín”, habla de una mujer que está casada en un matrimonio que es infeliz, “ahí encontramos uno de los temas que se repiten a lo largo de su obra. Podemos encontrar también, exploraciones en temáticas parecidas, pero el tratamiento, incluso el escenario podía ser muy distinto, ella solía buscar otras maneras de indagar en estas preocupaciones”.

Sobre la relación entre la vida personal de Elena Garro y su literatura, Taroba recuerda que ella solía decir que los escritores se basan en su vida porque es lo que conocen, “comentaba que cuando estaba creando una obra realista metía un poco de todo, algo de una historia que había escuchado y algo que le había pasado a ella, pero al mismo tiempo había una lejanía que estaba mediada por la ficción”.

A Elena Garro, concluye, le tocó una época en donde para la mujer no era fácil insertarse en el medio literario. “El recibimiento de su obra estuvo mediado por su género. Podemos ver el caso de otras escritoras mexicanas que tienen una obra muy vasta, fueron muy talentosas, pero no pudieron insertarse con facilidad al medio literario mexicano que estaba sobre todo dominado por una élite de hombres. La escritura de las mujeres en México estaba siendo silenciada estructuralmente, entraban menos a las universidades y eran menos leídas por el hecho de ser mujeres. Ahora apenas estamos intentando leer a esas escritoras como lo que son, personas brillantes y con una gran influencia sobre otra escritura de la época y sobre la escritura actual en nuestro país”.

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