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“No podemos comprar soluciones al cambio climático sin establecer parámetros de igualdad”: Marta Peirano | Video

A lo largo de los últimos años, Marta Peirano (1975) se ha convertido en una de las periodistas que mejor ha sabido cruzar el manejo del Big Data con la crisis ambiental. Su trabajo ha cosechado reconocimientos de gente como Edward Snowden, por ejemplo.

Después de publicar el Pequeño libro rojo del activista en la red y El enemigo conoce el sistema, donde cuestiona el manejo que grandes empresas hacen de los datos personales, la investigadora cruza el uso de internet en el combate al cambio climático. Así es como nace Contra el futuro (Debate), título donde propone un activismo digital que haga de la tecnología una aliada para la protección del medio ambiente.

¿Cuál es la motivación de tus investigaciones?

Creo que en las últimas décadas nos hemos convertido en una sociedad de usuarios de servicios cuya vida es limitada como el agua o la energía. Esto nos coloca en una situación de gran vulnerabilidad. Varias de las empresas que gestionan estos recursos son extractivistas que se benefician de una forma casi ilegítima de la crisis climática y energética, por eso necesitamos recuperar una responsabilidad y poder sobre estos recursos.

Una de las cosas que mejor se le da al capitalismo es ofrecerse como la mejor solución para el problema que creó. Intenta convencernos de que su manera de hacer Big Data y gestionar los recursos es la mejor. Considero que una gestión más distribuida de los recursos y cercana a lo local, en la que cada uno sabe lo que produce, gasta y necesita su comunidad, es más apropiada para el futuro. Los recursos son cada vez más limitados y con la información actual es posible gestionarlos para que nos lleguen a todos y no se queden en el uno por ciento de la población. Una de las primeras cosas que aprendemos al manejar datos sobre la crisis climática es que hay poca gente manejando la mayor parte de los recursos y mucha gente pagando la mayor parte de las consecuencias. Y no solo eso, el costo más alto lo pagamos los ciudadanos de a pie. Necesitamos repartir mejor la responsabilidad y los recursos; y la mejor manera de hacerlo es entendiendo cómo se producen, gestionan, dónde están y quién los gasta. Hemos delegado todo a un conjunto de empresas que se los reparten de una manera asimétrica y opaca. Hace falta más transparencia y para eso necesitamos un mejor reparto de las medidas. Los datos no son como fresas salvajes que crecen en el monte y los recoges con una cesta, son parte de una decisión deliberada que debemos tomar.

Esto implica una mayor responsabilidad social.

Sí, por ejemplo, asumimos una parte de la culpa del consumo de CO2 o energía que en realidad no corresponde a la ciudadanía. Cada vez que hay una sequía vemos una campaña para que no dejemos la llave abierta mientras nos bañamos o lavamos los dientes, como si fuéramos nosotros quienes más agua gastamos. La realidad es que la mayor cantidad de consumo proviene de infraestructuras en mal estado. Al asumir la responsabilidad del Big Data, es decir de la producir y cuantificar los datos, tendremos el control sobre cómo se gestionan y entonces exigir responsabilidad, claro que es más cómodo delegar ese tipo de gestión, pero en un contexto de recursos cada vez más limitado y un planeta maltrecho, tenemos que ser más responsables. El concepto “huella de carbono” se lo inventó la British Petroleum para repartir culpa de la crisis climática cuando son ellos y su industria, los principales responsables. Si les dejamos el control de datos no podremos contestar esta realidad paralela en la que nosotros hacemos el mismo daño que una empresa de este tamaño. Necesitamos tomar la gestión de los datos y hacer activismo local. En los últimos años hemos asumido que tenemos que acabar con el hambre y la justicia en el mundo, cuando esto en realidad no tiene ningún sentido. Tiene sentido acabar con el hambre o la injusticia en tu barrio nada más. Vivimos en una era donde la tecnología es imprescindible, y en la que hemos renunciado a toda responsabilidad y control a cambio de una conveniencia que nos está maniatando. Necesitamos pensar de una manera más colectiva, no podemos comprar soluciones al cambio climático sin establecer parámetros de igualdad.

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