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Malos augurios para Biden y los demócratas en las elecciones de medio término

Washington (apro) – Con 40 millones de votos emitidos, las elecciones de medio término que se realizarán en Estados Unidos este martes 8, arrancan con malos augurios para el presidente Joe Biden y para el Partido Demócrata.

En los comicios están en juego 435 curules de la Cámara de Representantes y 35 de los 100 asientos en el Senado, por lo que el resultado definirá el balance del poder en Washington entre el Poder Ejecutivo y el Legislativo.

Los demócratas –con mayoría representativa en el Congreso, así como la Presidencia–, podrían quedar relegados a ser minoría, de acuerdo con las tendencias de las encuestas electorales.

Entre analistas y especialistas en materia política –así como en los resultados de las encuestas de opinión que han llevado a cabo decenas de medios de comunicación–, se concluye que habrá un cambio de aires políticos y de poder en Washington.

Las tendencias vaticinan que el Senado podría terminar con 54 curules para los republicanos y 46 para los demócratas, lo que de entrada dejaría técnicamente paralizado al presidente Biden en los dos años que le restan de su mandato de cuatro años.

A este pronóstico se suma el de la Cámara de Representantes: por lo menos 227 de los 435 lugares serán para los republicanos y apenas 174 para los demócratas, con 34 restantes que los analistas políticos consideran una especie de volado para ambos partidos.

Que los demócratas pierdan la mayoría en el Senado no es un pronóstico nuevo. Desde hace meses se hacía ese cálculo debido a la baja popularidad de Biden y de su partido, en contraste con la alta popularidad que mantiene el expresidente Donald Trump.

La disputa por el Senado se definirá en ocho de los 35 estados con elecciones para la llamada Cámara Alta: Arizona, Colorado, Georgia, Nueva Hampshire, Nevada, Washington, Pensilvania y Wisconsin, en donde los candidatos republicanos comulgan con la ideología extremista de Trump.

Desde que se fue de la Presidencia tras la derrota que sufrió ante Biden en las elecciones de noviembre de 2020, Trump afirma que en esos comicios hubo fraude y que en éstos de medio periodo los demócratas se aprestan a cometer otro.

Los ánimos están muy caldeados en varios estados del sur, como Arizona y Texas, donde las autoridades estatales temen que se pueda desatar la violencia si pierden los candidatos de Trump, aunque no se haya cometido fraude.

De ahí que en actos proselitistas a favor de candidatos de su partido y por medio de su cuenta personal y oficial en la plataforma de Twitter, Biden insista en que Trump y las amenazas de sus seguidores ponen nuevamente en riesgo “la democracia de Estados Unidos”.

En varios estados se ha alertado a los elementos de la Guardia Nacional para que realicen operaciones antimotines en caso de ser necesario, todo generado por el miedo a que los trumpistas emulen ahora a nivel estatal el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021 en Washington, D.C.

La sombra de Trump

Los más recientes sondeos, el de la cadena de televisión ABC y el periódico The Washington Post, colocan a Biden con un nivel de desaprobación de 53% y un nivel de aprobación de 43%; el de la cadena de televisión NBC arrojó las cifras de 53% y 44%, respectivamente.

Con los riesgos de que la economía estadunidense entre en recesión en 2023 como consecuencia de la alta inflación, los coletazos de la contracción económica debidos a la pandemia de covid-19, los costos y efectos de la guerra entre Rusia y Ucrania y los altos precios de los combustibles, la insatisfacción de los electores se traduciría en beneficio para los republicanos.

Ya el propio expresidente Trump, que se frota las manos ante la posibilidad de que su partido se adueñe del Capitolio, adelantó que días después de estos comicios anunciará oficialmente su candidatura a la nominación presidencial republicana para las elecciones de 2024.

Con el regreso de los correligionarios de Trump al Capitolio como mayoría, no sólo quedarían congelados los proyectos de gobierno de Biden, sino también muchos beneficios para las minorías étnicas. Así, por ejemplo, se anularía cualquier proyecto de ley para una reforma migratoria integral.

Con un Congreso en manos de los republicanos también habría cambios muy serios en política exterior: se retomaría el camino del unilateralismo y nacionalismo puritano, con lo que países como México tendrían afectaciones en el comercio y la cooperación en seguridad y lucha contra el narcotráfico.

La demanda civil que México interpuso contra vendedores y fabricantes de armas se convertiría en tema legislativo porque los republicanos se identifican con políticas que favorecen el armamentismo.

Queda pendiente en la capital estadunidense si el Departamento de Justicia determina designar a un fiscal especial o fincar delitos federales en contra de Trump por la investigación legislativa que se realizó sobre su papel en el asalto al Capitolio en 2021.

De ser este el caso, Trump podría quedar inhabilitado legalmente para volver a postularse a la Presidencia y a cualquier otro puesto de elección popular, escenario que endurecería aún a los republicanos, quienes le harían aún más la vida imposible a Biden durante el resto de su mandato.

Los republicanos y demócratas también disputan 36 de las 50 gubernaturas de Estados Unidos y –como ocurre con los vaticinios sobre los resultados en el Congreso federal–, las encuestan favorecen a los primeros.

 

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