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‘La evaluación’, un documental aborda el caso Ayotzinapa desde la psicología criminal

En 2018, Diego Osorno decidió profundizar en las grietas que tenía la supuesta “verdad histórica” promovida durante el gobierno de Enrique Peña Nieto, en relación a la desaparición de los 43 normalistas la noche del 26 de septiembre de 2014.

Su investigación lo llevó a hablar con los que en ese momento eran los principales implicados en el caso y con Jesús Murillo Karam, entonces Procurador General de la República. Con el objetivo de aportar los elementos necesarios para que el espectador analice y cuestione el relato oficial, filmó La evaluación, un cortometraje documental que pone en tela de juicio el discurso gubernamental y que en estos días se proyecta dentro del Festival Internacional de Cine de Morelia.

¿Por qué hacer un cortometraje de Ayotzinapa?

Empecé a revisar el caso en 2018 cuando llegó el nuevo gobierno Federal y se abrió la expectativa de que sabríamos la verdad y habría justicia. Me acerqué a expedientes, documentos y video interrogatorio. Según la “verdad historia”, el Pato, el Jona y el Chereje son los principales responsables, sin embargo, cuando los vi, me pareció muy dudoso y sospechoso, que estos tres jóvenes de entre 18 y 20 años fueran los orquestadores y operadores de la desaparición de los estudiantes. Ahí fue cuando decidí empezar a hacer este documental cuya propuesta es que el espectador haga una evaluación del caso. Me parecía necesario, además, abordarlo desde una perspectiva psicológica, incluso desde la psicología criminal.

En la película entrevistas a Murillo Karam, ¿cómo lo percibiste durante la plática?

Para ese momento Murillo Karam ya estaba muy cuestionado. Inmediatamente después de su relato sobre la “verdad histórica”, los familiares de los normalistas rechazaron su versión con argumentos. El tiempo les dio la razón gracias a los informes del GIEI y a las inconsistencias de la investigación. Lo entrevisté en 2019, para entonces su versión ya estaba bastante desgastada, pero todavía no se generaba la expectativa que surgió tras su sorpresiva detención. Durante la entrevista defendía de manera determinante su “verdad histórica” y hasta donde entiendo aún la sostiene. Me parece interesante preguntarnos por qué se aferra a decir algo que quien vea el documental, descubrirá que es insostenible. Desde la psicología criminal es importante hacernos este tipo de preguntas.

¿Qué puente estableces entre el documental y lo que ha sucedido con el caso Ayotzinapa en los últimos meses?

A través del documental quería generar un dispositivo que permitiera al espectador evaluar y cuestionar de manera directa la “verdad histórica”. El caso Ayotzinapa, desgraciadamente, se volvió político, como pasa con muchos de los actos de injusticia graves que ocurren en este país. No es una cuestión de creer o no, sino de conocer la investigación y cuestionarla. La evaluación busca aportar elementos para que el espectador evalúe de manera directa la “verdad histórica” porque al hacerlo adquieres un compromiso con la verdad y la justicia más allá de tu posición política. Debo reconocer que tenía la esperanza de que este gobierno sí esclareciera los hechos e hiciera justicia, pero en mi opinión no alcanzará a hacerlo porque ya se topó con la responsabilidad del Ejército y de Peña Nieto. Ha avanzado, pero no podrá llegar al fondo de la participación de las fuerzas armadas. Creo que la verdad y la justicia en el caso Ayotzinapa vendrá de los familiares y de los esfuerzos que hagamos todas y todos para saber qué pasó. Espero que el documental contribuya modestamente, a mantener las preguntas importantes presentes y no cerrar el caso como quisiera este gobierno.

¿Al terminar La evaluación vislumbrabas algo de lo que ha salido en las últimas semanas: la participación del Ejército, la implicación de Abarca, etc.?

Hay muchas líneas que se abren. La filtración de los correos de la Sedena, seguramente generará más información, pero el objetivo del documental es transmitirle al espectador la posibilidad de evaluar por sí mismo el caso a través de testimonios directos. Si lo consigue tendrá más autoridad para reclamar, cuestionar y hacer preguntas que ayuden a resolverlo Ayotzinapa es a la vida moderna de México lo que fue la Masacre de Tlatelolco en el 68. Como sociedad tenemos el desafío de impedir que los hechos de Ayotzinapa se vuelvan otro Tlatelolco en nuestra memoria histórica.

E incluso llevar esta evaluación al gobierno actual.

Justo. De manera orgánica, estas evaluaciones psicológicas de los inculpados se transforman en una metáfora de cómo miramos y abordamos el caso de Ayotzinapa, de cómo lo abordamos. El gobierno generó una expectativa que en mi opinión no está cumpliendo, aunque todavía le queda tiempo. Algo que nunca vislumbré es que saliera en un momento en que el gobierno quiere dar carpetazo. Todavía no hay respuestas suficientes y en ese sentido también es una evaluación para el gobierno actual.

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