WASHINGTON (AP) — La Reserva Federal se dispone a aumentar las tasas de interés por décima vez el miércoles, pero dos tendencias económicas contrarias ponen en duda su capacidad de aplicar futuros aumentos.
Por un lado, la turbulencia en el sector bancario y la pugna política por el tope de la deuda estadunidense podrían debilitar la economía si los bancos restringen el crédito y los mercados financieros se derrumban ante la posibilidad de que la nación caiga en default. Por estas razones, sería aconsejable no seguir aumentando las tasas, al menos por ahora.
Pero por otro lado la inflación, aunque está cediendo, sigue por encima de la meta del 2% anual, por lo cual el banco central estadounidense podría verse obligado a seguir incrementando las tasas para inhibir más el crédito y los aumentos de precios. Ello podría acrecentar la posibilidad de una recesión.
El debate podría provocar divisiones entre los funcionarios de la institución, que el miércoles probablemente aumentarán la tasa referencial a 5.1%, su mayor nivel en 16 años. La gran duda es si la Fed también dará indicios de que está dispuesta a hacer una pausa —a menos que haya un repunte de la inflación— y mantendrá sin cambios la tasa para el resto de 2023 mientras evalúa su progreso en la lucha antiinflacionaria.
“Obviamente hay cierta división (entre los funcionarios de la Fed), lo cual es razonable, dado que no sabemos cuál es la situación y hay estas circunstancias en dirección contraria”, estimó Diane Swonk, economista de KMPG.
Austan Goolsbee, presidente del Banco Federal de Chicago, citó el mes pasado la turbulencia en el sector bancario y la posibilidad de que muchos bancos limiten el crédito para negocios y consumidores, como una posible razón para que el banco central desista esta semana de aplicar otro aumento de las tasas.