Cobran especial importancia, en medio de la disputa por una reforma empujada desde el poder, que debilita al árbitro y que genera dudas sobre la capacidad de organización de la autoridad electoral.
Se anunció como un evento para mostrar músculo bajo el amparo del aniversario de la expropiación petrolera. Sin embargo, fueron dos los mensajes que más captaron la atención de los medios y las redes sociales.
El primero, el que se originó desde el atril, cuando el Presidente dijo que hagan lo que hagan, no regresarán los opositores al poder. La expresión muestra el talante autoritario del presidente pues en una verdadera democracia el único que puede decidir quién llega o no al gobierno, es el electorado, no el titular del gobierno saliente.
La expresión cobra además especial importancia, en medio de la disputa por una reforma empujada desde el poder, que debilita al árbitro y que genera dudas sobre la capacidad de organización de la autoridad electoral.
Y si eso en sí mismo es preocupante, hay que agregar que la segunda nota del evento, originada ahora desde la plancha, fue la violencia ejercida contra una figura que representaba a la presidenta de la Suprema Corte de la Nación, la Ministra Norma Piña. Los golpes a una botarga en la explanada del zócalo son graves por lo que simbolizan – la muerte de una mujer, cabeza además del Poder Judicial – y porque son la expresión callejera de lo que ha sembrado el presidente desde sus mañaneras. Así hay que entenderlo pues son los reiterados ataques de López Obrador los que han generado el clima en que se han presentado esas y otras expresiones en contra de quien ha señalado una y otra vez como una adversaria.
Es cierto que muchas horas después, y tras un rechazo amplio en redes y medios, el presidente condenó la violencia, sin embargo, no será sino hasta que el tono presidencial cambie de fondo, cuando podremos afirmar que se ha hecho cargo del peso que tienen sus palabras.
De no hacerlo, y de continuar con sus ataques a la democracia y a los actores que no se le someten, el presidente confirmará los temores de quienes advierten de una mayor tendencia autoritaria, radicalizada conforme se acerque su salida del poder.