Rebelión
Nacional

Los esquemas rotos por Margarita Dalton

A Margarita Dalton (1943) vivir a contracorriente se le da con naturalidad. Es el tipo de persona que ve al varón como su semejante y aliado más que como un enemigo, pues en su mapa interior lleva trazadas las rutas de la equidad de género y el respeto por los derechos humanos, entre muchos otros temas que abonan a la evolución de la humanidad.

Han pasado los años y su visión no es tan diferente a la que sentía cuando era una veinteañera. A un par de meses de la reedición de su libro Larga sinfonía en D y había una vez (Lumen), el ejemplar vuelve a ser un estandarte de libertad.

Apreciada como una relevante investigadora de las perspectivas de género y la cultura, Margarita, de personalidad subversiva, dice que a través de la escritura quiso mostrar las sensaciones que le generó consumir LSD y lo que significó romper esquemas.

“Ahora lo veo como un trabajo de juventud, de rebeldía, quería en ese momento romper estructuras, algunas formas y maneras de ver el mundo. Es una experiencia de ácido lisérgico que me permitió en un momento determinado romper mis propios esquemas mentales y después de la experiencia sentí la necesidad muy grande de dejarlo plasmado en una obra y por eso escribí la novela”, comenta.

La historia está basada en tres amigos de diferentes nacionalidades: Roberto, Ana y Martin. Los tres se encuentran en Londres, ciudad donde experimentan con la droga LSD, durante las horas de aventura psicodélica los personajes tienen alucinaciones visuales respecto a su vida, las relaciones y el arte.

Por la esencia del tema, uno de los cuestionamientos hacia Margarita ha sido si el libro lo escribió bajo el consumo de la droga, sin embargo, para lograr la calidad del ejemplar requirió dedicación.

“Para hacer una obra de esta naturaleza necesitas estar concentrada, hay que tener disciplina y rigor que es algo que aprendí en la universidad y sin duda alguna traté de ejercerlo ahí”, dice la escritora.

Otras artes como referencia

Margarita escribió la novela a los 23 años, en ese tiempo su pensamiento estaba acompañado de grandes exponentes artísticos. En la música sus influencias eran Bob Dylan y The Beatles, y en las letras, Lewis Carroll con Alicia en el país de las maravillas sirvió como guía para expresarse.

“Estaba en el ambiente toda una rebeldía juvenil, no era la única, éramos muchos y muchas las que estábamos en esta vertiente. La novela tiene una gran influencia del viaje que trastornó las estructuras, tiene una gran influencia de lo que escuchaba y lo que leía, en ese momento estaba bastante influida por Marshall McLuhan que hablaba sobre la comunicación”, explica.

Dalton, también maestra en Antropología, durante su juventud se confrontó a sí misma y aceptó tener cambios de mentalidad asociados siempre a erradicar las diversas injusticias que obstaculizan al ser humano.

Iván Aguirre, quien hizo la introducción habla de la contracultura, no fui la única, pero de mujeres parece que fui una de ellas. Fue un momento de grandes rompimientos, de grandes revoluciones externas y mentales”, destaca Margarita.

Convencida de que “todas las culturas tienen el mismo valor”, Dalton tenía y tiene consciencia de que existen grupos sociales vulnerables y es necesario crear redes de apoyo para ayudar a su crecimiento.

“El planeta iba a la deriva, en ese momento ya lo veíamos, no solamente por la cuestión de la injusticia social que está presente en la pobreza y la desigualdad, también está presente cuando no se admite la diversidad, las diversas culturas y lenguas”, afirma.

En la década de 1960 en México se vivían los movimientos del feminismo, además el social, político, económico y artístico. En ese periodo, Margarita escribía con libertad, no percibió discriminación por género y sintió agradecimiento por ser publicada y acompañada por entrañables colegas.

“Estaba muy agradecida con Emmanuel Carballo por publicar la novela en la editorial Diógenes, él en realidad fue muy valiente para publicar estos libros, el de Parménides García Saldaña y el mío, que eran libros que sí entraban dentro de esta corriente de romper con las estructuras que existían en ese momento del deber ser de la literatura. Nosotros decíamos que la literatura puede expresarse de varias y múltiples formas”, comenta.

En cuanto a la recepción de la novela, Dalton dice que en su primera edición tuvo buenos comentarios, refiere que el escritor de origen ecuatoriano, Miguel Donoso Pareja, expresó que su libro fue el mejor de los cinco publicados en la misma temporada.

De las relaciones con compañeros y colegas, rememora que fueron cariñosas, especialmente con Parménides García Saldaña con quien desarrolló una fuerte amistad.

“Con Parménides tuve la oportunidad de ir juntos a la Biblioteca Nacional, estuvimos dos días metidos en un lugar donde se reservaban los libros incunables. Él me mostró dos libros de Fray Bernardino de Sahagún, en los que habla de los indígenas y el uso de alucinógenos, de las semillas de la virgen. Él estaba muy metido en eso, me estimuló mucho. Parménides fue un aliado, lo recuerdo con mucho cariño siempre”, indica la investigadora.

El vínculo con el también escritor, motivó que Dalton siguiera investigando tipos de plantas u organismos como los hongos alucinantes y el toloache.

Margarita mantiene intacto su anhelo de que socialmente se viva la equidad de género y que la injusticia no predomine.

“No ha cambiado la Margarita Dalton de 24 años, la que quería transformar la sociedad. La ilusión y la esperanza es que podamos tener una sociedad humana de más calidad, donde no haya personas que se mueran de hambre, donde no haya tortura, violencia y un Estado persecutor, donde los derechos humanos de las mujeres se respeten, donde no haya feminicidios, donde no tengamos 11 mujeres muertas todos los días, no puede ser, eso es inaudito”, expone la también editora.

Su revolución no abandona a otros seres vivos, parte del crecimiento como sociedad es mantener una relación de bonanza con la naturaleza.

“La Margarita Dalton revolucionaria de aquella época sigue haciendo una revolución en esta. Sigo pensando en que sí es posible una mejor vida, una mejor sociedad para todos y todas, que sí es posible tener una relación de mayor respeto y consideración con la naturaleza, con la biodiversidad, con la diversidad humana en todos sus niveles. Sigo siendo soñadora, sigo teniendo la ilusión de que se pueden hacer las cosas, soy optimista, creo que se ha logrado mucho, pero no suficiente”, indica Dalton.

Han pasado 55 años de la primera impresión de Larga sinfonía en D y había una vez, y el texto adquiere valor histórico, puesto que es una muestra de las formas de diversión, las luchas y los contextos sociales que se vivían en México y en el mundo.

“Hay una esperanza que sí se pueden transformar los sistemas, por otra parte, no podemos dejar de ser revolucionarios, de transformar la realidad y la realidad escrita, las letras en un libro pueden ser transformadas, la transformación es un mensaje”, finaliza.

Aun cuando Margarita Dalton ha escrito libros de poesía y cuentos, se le reconoce por sus grandes aportaciones en la literatura de historia, cultura, derechos humanos y feminismo. Con un incansable compromiso por investigar y enseñar ha sido viajera por el mundo; su mayor inspiración y trabajo lo ha hecho en Oaxaca, donde reside desde 1970.

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