Por Julio García G. / Periodista de Ciencia
La búsqueda de indicios de vida pasada en Marte, nuestro planeta vecino, es una tarea que le ha llevado a la NASA y a otras agencias espaciales varias décadas. Pero justamente, este mes de octubre, tanto la NASA como la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) han llegado finalmente a un acuerdo para traer las primeras muestras de roca de ese planeta.
Ambas agencias planean crear en los próximos meses varios depósitos de tubos de muestras marcianas, los cuales se instalarán en “Three Forks”, un área situada cerca de la base de un antiguo delta de un río del cráter Jezero.
Estos tubos contendrán muestras de rocas cuidadosamente seleccionadas que podrían ayudar a los científicos a contar la interesante historia del cráter Jezero, permitiendo así saber si en Marte hubo vida pasada.
De hecho, los investigadores creen que las muestras extraídas de las rocas sedimentarias de grano fino de Jezero, depositadas en lo que fue un lago hace miles de millones de años, son las que más probabilidades tienen de contener algún indicador de vida microbiana cuando el clima en Marte era muy distinto al actual.
Los tubos, en donde se pondrán las muestras, ya se encuentran a bordo de la nave Perseverance, la cual amartizó el 18 de febrero de 2021 en el cráter Jezero y muchos de ellos ya se están utilizando para recabar muestras de rocas.
El asunto es que, a pesar de que la NASA y sus socios ya han activado el plan denominado “Retorno de muestras de Marte”, que consistirá en que una nave recoja y traiga de regreso las muestras a la Tierra, se espera que esto suceda en algún punto entre 2025 y 2030, por lo que aún falta mucho tiempo para que la misión termine.
En ese sentido, la primera parte de la misión ya lleva un progreso importante porque desde que Perseverance aterrizó en el cráter Jezero, el robot ha explorado alrededor de 13 kilómetros de superficie marciana y recogido catorce muestras de núcleos de roca durante sus dos primeras campañas científicas.
Durante su primera campaña, por ejemplo, Perseverance exploró el suelo de Jezero -un antiguo lecho de un lago- donde encontró rocas ígneas que se forman en las profundidades del subsuelo a partir del magma o durante la actividad volcánica en la superficie.
Por su parte, la segunda campaña se ha destacado por una importante investigación de las rocas sedimentarias, las cuales se formaron cuando partículas o rocas pequeñísimas de varios tamaños quedaron asentadas en la superficie del cráter cuando éste alguna vez tuvo agua.
Además, el robot también ha recolectado muestras atmosféricas y los llamados “tubos testigo”, que se caracterizan por contener material que ayuda a identificar una posible contaminación terrestre. Dicha contaminación podría haber venido del propio robot durante las operaciones de obtención de las muestras.
Por otro lado, sobre la posibilidad de que los científicos encuentren vida en Marte, más allá de lo que la nave Perseverance pueda develar de aquí a 2030, resulta que el año pasado, en diciembre de 2021, justamente un día antes de navidad, el 24, una sonda espacial que se encuentra orbitando alrededor de Marte de nombre InSight, captó un tremendo terremoto en la superficie marciana.
Los científicos a cargo de InSight, inmediatamente alertaron del hecho a otro grupo de investigadores quienes trabajan en las operaciones de la sonda MRO (también propiedad de Estados Unidos). Y las imágenes tomadas por MRO del lugar donde se había localizado el terremoto captado primero por InSight, mostraron algo realmente espectacular: un cráter de unos 150 metros diámetro en una zona llamada Amazonis Planitia, la cual es una inmensa llanura situada en el hemisferio norte del planeta.
Después se supo que, en realidad, lo que había causado el tremendo terremoto fue un meteorito el cual impactó aquel día 24 de diciembre 2021 sobre aquella remota llanura.
Y no solamente el impacto de este meteorito causó que se liberara tanta energía como la que produjeron las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki en 1945, sino que también liberó una gran cantidad de agua que se encontraba debajo de Amazonis Planitia.
Ahora bien, ¿qué significa que un meteorito de esa magnitud impacte sobre una superficie como la de esta llanura del hemisferio norte de Marte? Que posiblemente grandes cantidades de agua se encuentran escondidas debajo de la superficie marciana y que, por ello, las posibilidades de encontrar algún tipo de forma de vida sean altas y pueda lograrse en un futuro no tan lejano.
Si el agua puede estar dentro de inmensos reservorios, ¿la vida microbiana también podría estarlo?
De acuerdo con la NASA, actualmente la sonda InSight –la cual está a punto de llegar al final de su misión– se encuentra estudiando tanto la corteza como el manto y el núcleo de Marte y “las ondas sísmicas son claves para la misión ya que han revelado el tamaño, la profundidad y las capas internas del planeta”. Sin embargo, pese a estos análisis minuciosos, InSight no ha podido hallar indicios de alguna forma de vida en ese planeta.
Pero lo que en general muestran las misiones a Marte, tanto presentes como pasadas, es que dicho planeta siempre ha causado fascinación entre la comunidad de astrónomos.
Marte, indirectamente, también ha desatado la ira de la Iglesia Católica porque el 17 de febrero del año 1600, murió en la hoguera -víctima de la Inquisición- un hombre llamado Giordano Bruno, quien fue un destacado astrónomo, poeta y matemático italiano que tuvo a bien (o a mal para su época) pensar y decir públicamente que el Sol es una estrella más y que el universo estaba plagado de mundos rebosantes de vida inteligente.
Sismograma e interpretación del sonido provenientes de las señales registradas por la sonda InSight de la NASA del meteorito que cayó en Marte el pasado 24 de diciembre de 2021. Fuente: NASA.
Aunque evidentemente las afirmaciones de Bruno en torno a mundos plagados de vida inteligente no sean ciertas (o al menos hasta el momento no se ha descubierto algún indicio de ello), sí es verdad que su visión adelantada a su tiempo ha inspirado a muchos otros astrónomos a pensar más allá del statu quo de la época.
Este pensamiento más allá de lo evidente es lo que ha llevado a las generaciones pasadas y presentes a aventurarse a descubrir otros planetas; a pensar sin descanso por qué el universo tiene las características que lo hacen ser como es; a embarcarse en el descubrimiento de otros mundos cuando éste, el nuestro, deje de ser habitable por la sobreexplotación de los recursos naturales, el cambio climático y la sobrepoblación y nos tengamos que marchar, si es que antes no nos autodestruimos.
En definitiva, Marte debe seguir siendo el punto de partida, la referencia obligada, para buscar indicios de otras formas de vida. También, debe servir como ejemplo para nuestra especie de lo que podría sucedernos si no cuidamos el planeta que habitamos.