GINEBRA (apro).-La Organización Internacional de Trabajo (OIT) advirtió que el crecimiento del empleo global sufrirá una brusca desaceleración y que la situación económica actual podría obligar a más trabajadores a aceptar empleos de menor calidad, mal pagados, carentes de seguridad laboral y protección social, acentuando así las desigualdades exacerbadas por la crisis de pandemia del covid-19.
De acuerdo con el nuevo informe de la OIT “se prevé que el empleo mundial crezca un 1.0% en 2023, lo que supondrá una desaceleración notable con respecto a la tasa de crecimiento del 2.3 por ciento de 2022’’. Esta proyección para 2023 es el resultado de una importante revisión a la baja de 0.5 puntos porcentuales a partir de la proyección anterior.
“No se prevé ninguna mejora importante para 2024, cuando el crecimiento del empleo subirá tan solo al 1.1%. Las perspectivas son poco halagüeñas para los países de ingresos altos, donde el crecimiento del empleo será casi nulo’’, remarca.
En cambio, en los países de ingresos bajos y medianos-bajos el crecimiento del empleo superará la tendencia de crecimiento anterior a la pandemia, estima la OIT en su informe titulado Perspectivas sociales y del empleo en el mundo: Tendencias 2023 dado a conocer en Ginebra, sede del organismo laboral de la Organización de Naciones Unidas (ONU).
Según la OIT a raíz de la desaceleración del crecimiento del empleo en el mundo, no cabe prever que los déficits resultantes de la crisis del covid-19 se corrijan en los dos próximos años. El fuerte crecimiento del empleo en 2022 elevó la tasa mundial de empleo al 56.4%, en comparación con el 54.5% registrado en 2020, pero todavía casi medio punto porcentual por debajo del nivel de 2019.
El total de horas semanales trabajadas en 2022 se mantuvo un 1.4% por debajo del nivel del cuarto trimestre de 2019, tras ajustar el cálculo en función del crecimiento de la población; dicha cifra representa el equivalente a 41 millones de puestos de trabajo a tiempo completo (de 48 horas semanales).
Previsiblemente, agrega el informe, el promedio de horas semanales trabajadas por trabajador disminuirá ligeramente en 2023 como consecuencia de la desaceleración económica, hasta situarse ligeramente por encima de las 41 horas semanales. La reducción de la actividad limita los ingresos potenciales de los trabajadores y tiende a reducir las oportunidades de transición a empleos de mejor calidad bien remunerados.
En 2021 el crecimiento del empleo fue sólido, gracias a la reanudación de la actividad en sectores clave de la economía, y las condiciones del mercado de trabajo siguieron mejorando en 2022. La tasa de empleo superó su nivel anterior a la crisis en Europa y Asia Central en 2022 y ha remontado la mayor parte de las pérdidas en las demás regiones.
“Para las mujeres, que habían sido las más afectadas por las pérdidas de puestos de trabajo en 2020, el crecimiento del empleo fue especialmente intenso. En 2022, la tasa de empleo femenino se había recuperado hasta situarse a 0.3 puntos porcentuales del nivel anterior a la crisis, mientras que la distancia era de 0.6 puntos porcentuales en el caso del empleo masculino’’, recalca.
Sin embargo, la OIT advierte que “la intensidad de esa recuperación estuvo impulsada principalmente por el empleo informal: cuatro de cada cinco puestos de trabajo de mujeres creados en 2022 eran informales, frente a sólo dos de cada tres puestos de hombres. Las perspectivas del mercado de trabajo para 2023 varían considerablemente de una región a otra’’.
El empleo en América Latina
De acuerdo a estimaciones de la OIT para América Latina el empleo crecerá apenas un 0.9% en 2023 y un 1.4% en 2024. Esto supondrá una fuerte desaceleración después de un crecimiento regional del empleo del 6.4% en 2021 y del 4.9% en 2022, subraya la OIT.
la cifra de desempleados en la región se situará en los 22 millones y la tasa de desempleo en la región “se mantendrá igualmente estable en el 7% estos dos años, por debajo incluso del porcentaje anterior a la pandemia (8% en 2019).
La OIT estima que Latinoamérica, al igual que otras regiones, se verá perjudicada por las incertidumbres políticas y la inflación, que en 2022 ya se tradujo en desaceleraciones en países como México o Brasil.
Por otra parte, el informe detalla que en la región hay unos 57.1 millones de personas que o bien están en desempleo o quieren trabajar pero no pueden, es decir, un 16.3% de la población activa.Y destaca que la tasa de informalidad, uno de los grandes problemas estructurales del empleo en Latinoamérica, se sitúa en el 53.7%, cuestión que aumentó debido a la pandemia.
El empleo en el mundo
Se estima que África y los Estados Árabes registrarán un crecimiento del empleo del orden del 3% o más. Sin embargo, debido al aumento de la población en edad de trabajar, es probable que las tasas de desempleo solo disminuyan ligeramente en ambas regiones del 7.4 al 7.3% en África y del 8.5 al 8.2% en los Estados Árabes.
Por otra parte, la OIT remarca que en América del Norte “no crecerá el empleo en 2023 y el desempleo repuntará’’. Europa y Asia Central sufrirán especialmente las repercusiones económicas de la invasión de Rusia en Ucrania; se prevé que el empleo disminuya en 2023, pero las tasas de desempleo solo aumentarán ligeramente en un contexto de escaso crecimiento de la población en edad de trabajar’’.
De hecho, en Europa y Asia Central la población activa disminuirá en 2023, destaca el informe. A pesar de las tendencias de los principales indicadores del mercado de trabajo, cada región tendrá que seguir afrontando diversos déficits de trabajo decente que probablemente empeorarán como reacción ante las condiciones económicas mundiales y los problemas a largo plazo, en particular el cambio climático.
Para la OIT “el crecimiento de la oferta mundial de trabajo probablemente seguirá desacelerándose, lo que se traducirá en una importante escasez de trabajadores, especialmente en las economías avanzadas. Parte de esa desaceleración es previsible porque, durante el último decenio, los países en desarrollo y emergentes han registrado un aumento de los niveles de ingresos que ha permitido a muchos ciudadanos más jóvenes prolongar sus estudios’’.
Sin embargo, destaca que es muy amplia la proporción de jóvenes que siguen desocupados y no estudian ni reciben formación (la llamada tasa de ninis), lo que afectará negativamente a sus futuras oportunidades en el mercado de trabajo. “La reducción de las tasas de ninis plantea un problema importante que hay que corregir para que la economía mundial se beneficie del aumento de jóvenes en el perfil demográfico de muchos países en desarrollo’’.
Finalmente, advierte que “es probable que la actual desaceleración económica mundial obligue a más trabajadores a aceptar empleos de menor calidad, mal pagados y carentes de seguridad laboral y protección social, acentuando así las desigualdades exacerbadas por la crisis de la covid-19’’.
Por otro lado, habida cuenta de que los precios aumentan a un ritmo más rápido que los ingresos nominales por trabajo, la crisis asociada al coste de la vida podría aumentar el número de personas en situación de pobreza. Esto se suma a la amplia caída de ingresos registrada durante la crisis de covid-19, que en muchos países afectó en mayor medida a los grupos de bajos ingresos.
El déficit mundial de empleo registrado en 2022 fue de 473 millones de personas, alrededor de 33 millones de personas más que en 2019, remata el nuevo informe.