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No hay coincidencia entre el periodo juarista y la 4T, sostiene la historiadora Patricia Galeana |Video

Desde hace más de 50 años, Patricia Galeana se ha dedicado a estudiar el siglo XIX de México. Dentro de ese periodo Benito Juárez es un personaje esencial. Producto de sus investigaciones es Benito Juárez. El hombre y el símbolo (Planeta), un libro a través del cual acerca al gran público la biografía de quien se ha consolidado como un símbolo de la mexicanidad, la soberanía y el Estado laico.

Considerada una de las mayores especialistas en el juarismo, la académica da cuenta de una amplia investigación documental que le permite aclarar mitos y despejar dudas.

Al colocar a Benito Juárez entre la dimensión humana y la simbólica, ¿qué balance hace?

Es el mexicano sobre el que más se ha escrito y el que más ha trascendido a nivel internacional. A 150 años de su muerte sigue siendo un símbolo. Con el libro quise hacer una biografía que acercara al público con el hombre de carne y hueso. A través del arte se le ha mostrado como una persona impenetrable, cuando en realidad era un hombre a quien le gustaba bailar y era alegre. En sus cartas con su familia, su esposa y con su yerno que era su confidente, se muestra como un hombre muy sensible. Por otro lado, me interesaba contar cómo se construyó el símbolo que subsiste hasta el presente, no solo en el emblema del actual gobierno, sino en marchas de años recientes. La población usa las imágenes de Juárez para sus diferentes luchas, sobre todo para las relacionadas con las comunidades indígenas.

Es el personaje sobre el que más se ha escrito, pero cada vez despierta sentimientos más encontrados. ¿Ha faltado abordarlo con un punto medio?

Las críticas de sus enemigos de entonces se repiten hasta ahora. Lamentablemente son pocos quienes se adentran en los archivos para leer los documentos. Los conservadores monarquistas que entregaron el país a Napoleón III lo acusaron de proyanqui. Se llegó a decir que entregaba el país a Estados Unidos o que perseguía a la religión católica. Esos argumentos no se sostienen. En cambio, quienes están de acuerdo con la laicidad del Estado o con el militarismo que él combatió, también lo utilizan a Juárez. He dedicado casi toda mi vida al estudio de la historia de México y en particular a hablar del siglo XIX, y por eso creo que es importante ir a los documentos.

A pesar de que Andrés Manuel López Obrador se identifica con Juárez, de acuerdo su libro, en temas como la laicidad del Estado o la militarización no hay coincidencia.

Entiendo que el presidente debe de admirar a Juárez porque fue quien luchó por lo que se consideró la segunda Independencia de México. Impidió que el ejército francés, el más poderoso de la época, estableciera un imperio subsidiario; nos legó la doctrina de nuestra política exterior, la cual retomaría después Venustiano Carranza y encontraría su corolario en la Doctrina Estrada. La laicidad y su negativa a la militarización, sin embargo, son ideas que Juárez consideró fundamentales para una vida democrática. Él se formó en un periodo muy difícil para México, porque después de que terminó la guerra de Independencia los insurgentes quedaron a un lado. Iturbide trató de imponer un imperio y cayó en menos de un año. Tuvimos un periodo caótico en el que se discutieron diferentes proyectos de nación, la monarquía o la república, el federalismo o el centralismo, el liberalismo o el conservadurismo. Ante la amenaza de una reconquista centronizó el militarismo. Juárez se enfrentó a Santa Anna, que era el caudillo militar que no le gustaba gobernar, pero sí tener el poder. Juárez se opuso al militarismo porque era contrario al Estado de Derecho y a la Constitución. Hay que entenderlo como el primer abogado que se tituló en su estado, era un verdadero jurista. Pensó en reelegirse porque sabía que de no hacerlo Porfirio Díaz vencería a Sebastián Lerdo de Tejada. Se ha dicho que quiso hacer un plebiscito anticonstitucional, pero cuando hubo oposición lo retiró.

En este sentido, ¿cuál era el interés de Juárez por el poder?

Le interesaba la vida pública. No olvidemos que nació en la intrincadísima San Pablo Guelatao, en la Sierra de Oaxaca. Cuando nació habría 20 familias y migró como siguen migrando lamentablemente los miembros de las comunidades indígenas a las ciudades, para sobrevivir trabajando de sirviente. Hay que entender su inteligencia y fortaleza para lograr romper todos los obstáculos que había por su condición indígena. Cuando fue presidente de México, en 1861 y en 1867, hubo una comisión de diputados de su propio grupo liberal que le pidió su renuncia. En el 61 porque consideraban que era incapaz de pacificar al país, aun cuando había mantenido la cohesión durante la Guerra Civil. Lo consideraban incapaz porque eran racistas. Ejerció funciones a nivel municipal, estatal y federal. Fue magistrado, juez, presidente de la Corte. En el Legislativo fue diputado local y federal. En el Ejecutivo fungió como regidor, secretario de Oaxaca, ministro de Justicia y de Gobernación, gobernador y presidente de México.

¿Cuáles eran las contradicciones de Benito Juárez?

No veo contradicciones, fue bastante congruente. Todos cometemos errores y él quería regresarle el voto activo al clero a pesar de que los clérigos le decían que era Satanás. Lo único que no quería era la utilización de la religión para fines políticos. Cuando intentó el plebiscito en 1867, le escribió a uno de sus amigos para manifestarle su interés en regresarles el voto pasivo para que estuvieran en el Congreso. Aprobar esto había sido un error porque entonces todavía algunos clérigos financiaban movimientos armados.

¿Hay puntos de comparación entre lo que vivimos con la Cuarta Transformación y el periodo juarista?

No, el presidente seguramente tiene admiración por Juárez, pero recordemos que quien le hizo su monumento más importante, el hemiciclo a Juárez, fue Porfirio Díaz. Lo utilizó como símbolo le dio fuerza. Como historiadora todavía no he visto bien a bien en qué consiste la Cuarta Transformación. El momento que vivió México entonces fue definitorio para el país. Triunfó definitivamente una República federal, laica y se consolidó un Estado de Derecho entendido como el Estado Liberal. Ahora vivimos un momento difícil, pero no encuentro ninguna coincidencia ni convergencia. No es lo mismo el siglo XXI que el momento que el siglo XIX.

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