CIUDAD DE MÉXICO (apro).- El canciller Marcelo Ebrard Casaubón reunió hoy a cientos de sus aliados y operadores políticos para la presentación de su nuevo libro, titulado “El camino de México”, que le servirá para iniciar una gira de promoción en el país, a unos meses de la encuesta que definirá la candidatura de Morena para las elecciones presidenciales de 2024.
“En todo el país va a estar Marcelo para firmarlo”, adelantó Martha Delgado, subsecretaria de Derechos Humanos y Asuntos Multilaterales en la Cancillería y colaboradora de Ebrard desde hace 17 años. Como ella, prácticamente toda la plana mayor de la Secretaría de Relaciones Exteriores estuvo presente en el Palacio de Minería, encargándose de la logística de un evento privado, organizado en día feriado.
Recibido en el recinto del centro histórico de la capital con gritos de “¡Pre-si-dente!”, Ebrard encabezó un gran ejercicio de promoción de su figura y de su candidatura, ayudado en ello por la escritora Elena Poniatowska, la abogada Leticia Bonifaz Alfonzo y el periodista Ricardo Raphael De La Madrid, quienes comentaron el libro y cubrieron de elogios a su autor. Su esposa, Rosalinda Bueso, compartió el templete con ellos y participó en las fotografías, pero no dijo una palabra.
Según Ebrard, el libro es un “ejercicio de transparencia” que sigue el objetivo de mostrar “lo que tenemos para la contienda que viene”, y que resumió en una frase: “nuestros hechos, nuestra vida, nuestra persona; es lo que ofrecemos, la congruencia”.
A lo largo del evento, se construyó la biografía de Ebrard como la de un funcionario público extraordinario, cuyo talento era evidente desde muy temprana edad –desde que empezó a colaborar con Manuel Camacho Solís– y quien supo tomar decisiones justas en los numerosos momentos de crisis que ha atravesado. En otras palabras: un sucesor ideal para López Obrador, con quien el canciller reivindica una amistad de 22 años y suele recordar que le reconoció la victoria en la encuesta interna del PRD para las elecciones de 2006.
Ebrard se retrató también como víctima de una persecución por parte del gobierno de Enrique Peña Nieto por las irregularidades en la Línea 12 del Metro capitalino, la obra emblemática de su administración; aseveró que sufrió ataques de “la presidencia, el SAT, la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), todos”, y agregó: “aquí estamos, si fuéramos gente chueca no estaríamos aquí”.
Frente a él escuchaban, atentos, los integrantes de su proyecto presidencial, incluyendo un puñado de diputados federales –entre otros su amigo Javier Joaquín López Casarín, legislador por el Partido Verde Ecologista de México (PVEM)–, Santiago Nieto –otrora titular de la UIF–, y cientos de personas que traían un gafete de “invitado especial” donde aparecía el nombre de la organización a la que pertenecen, como “Morena Progresista”, “Movimiento Progresista”, “Corazón Abierto”, “Marcelovers” o “Avanzada Nacional”.
La gran mayoría de los asistentes salió del evento con uno, dos, o pilas de libros bajo el brazo. En el patio del Palacio de Minería, adornado con cuatro pantallas gigantes que celebraban los “40 años de amor por México” de Ebrard, y donde colgaban lonas con el rostro de Ebrard acompañado por las palabras “visión”, “pasión” o “capacidad”, muchos hicieron fila hacia el templete para conseguir una dedicatoria de su favorito a la sucesión presidencial.
De hecho, más allá de una presentación de libro, el evento de hoy tenía más tintes proselitistas. En su reseña del libro, el periodista Ricardo Raphael cubrió de loas al canciller; aseveró que éste tenía una “enorme popularidad” cuando salió de la administración capitalina, pero que se desató una “maquinaria para que no volviera”, y agregó: “Y esta maquinaria se llama Línea 12; nada le pudieron encontrar, nada le pudieron encontrar porque es un hombre esencialmente honesto”.
Al final de su participación, el periodista dejó claro que, en su opinión, Ebrard debería suceder a López Obrador el año entrante porque es “el mejor”, lo que desató nuevos gritos de “¡pre-si-dente!”.
Poniatowska, por su parte, elogió a Ebrard por la despenalización del aborto, una de las medidas más recordadas de su administración capitalina, mientras Leticia Bonifaz –quien fue su consejera jurídica en el extinto Distrito Federal– expresó su cercanía con él desde hace décadas, lo describió como un “workaholic” que nunca se cansa y que siempre tiene un plan B y un plan C en mente, y afirmó que lo quiso abrazar cuando sufrió traiciones. La abogada subrayó que los capitalinos tienen matrimonios libres, recorridos de bicicleta los domingos y caminos seguros gracias a “Marcelo”.