Desde hace 60 años, Helio Flores (1938) es un agudo observador de la realidad mexicana e internacional. A través de sus caricaturas ha aprendido a lidiar con la censura y a ejercer la crítica sin cortapisas, con la autoridad que los años y el oficio le otorgan apunta que, a diferencia de otras épocas, hoy los moneros y articulistas, “hoy pueden publicar lo que quieran”.
Parte de su trabajo se puede ver en diario El Universal, pero también para beneplácito de sus seguidores, en los libros Nuestra democracia y el recién salido de la imprenta El hombre de negro, ambos publicados por Alias Editorial. Ambos títulos son sendos ejemplos del oficio y el legado de un periodista esencial dentro de la tradición de la caricatura política mexicana.
¿Cómo recuerda 1968, año en que creó el personaje “El hombre de negro”?
Fue una época muy bonita. Nos reunimos cuatro caricaturistas, Rius, Naranjo, el maestro AB y yo. Había mucha censura en los medios normales, incluyendo los periódicos donde trabajábamos, por eso decidimos hacer una publicación que nos permitiera publicar aquello que no nos aceptaban. Así nació La Garrapata. Hacíamos crítica del gobierno de Díaz Ordaz. Intentamos dar nuestro punto de vista, pero sin provocar demasiado porque sabíamos de lo que era capaz. Éramos los directores de la revista y trabajábamos muy a gusto. No teníamos publicidad, se sostenía únicamente por los lectores.
Hoy parece imposible una publicación se mantenga de sus lectores…
No sé si sea imposible, a lo mejor sí se podría sostener, claro, con ciertas limitaciones. Nosotros teníamos que hacer todo porque no había presupuesto para colaboradores, aunque cuando surgieron caricaturistas nuevos la revista los recibió.
¿“El hombre de negro” surgió como una forma de burlar la censura?
Sí, surgió en esa época y en La Garrapata. Al revisarlo todavía me sorprende cómo abordó la época de Díaz Ordaz, el problema de la represión al movimiento estudiantil. Esa historieta siempre fue una especie de experimento en términos de personaje, formato y temas. El personaje estaba consciente de que era parte de una tira, a diferencia del resto de las historietas donde los personajes toman actitudes hasta cierto punto humanas, como actores de teatro o de cine.
“El hombre de negro” nació de un momento muy particular, ¿hoy habría cabida para que surgiera un personaje similar o el país es distinto?
El país ha cambiado un poco en algunas cosas, en otras sigue igual. Pienso que para que surja un personaje igual tendría que haber un dibujante que pensara igual que yo, no creo que influyan las condiciones del país.
¿En cuáles ha cambiado y cuáles no?
Actualmente o de cuatro años para acá hasta donde sé ya no existe censura, como sí la había durante la época de Díaz Ordaz, Echeverría y el resto de los gobiernos panistas y priistas. Eso ha cambiado y lo menciono en primer lugar porque para un dibujante o caricaturista es muy importante. En mi caso, he lidiado con la censura toda mi carrera. Hoy en los periódicos los cartonistas y columnistas políticos publican lo que quieren. Seguramente hay otras cosas relacionadas con la economía donde estamos más o menos igual. El actual gobierno ha sido un experimento de transformación. No es nada fácil cambiar, ni tampoco se pueden lograr milagros de la noche a la mañana.
El caricaturista o monero político, ¿siempre debe ser crítico con el poder o se vale que si simpatiza con algún régimen sea más indulgente?
Siempre tiene que ser crítico con el o los poderes, sabemos que no hay uno solo. En mi caso sigo haciendo crítica al poder, pero está el poder económico, militar y de los medios. Hay muchos a los que uno debe dirigir la crítica, incluyendo al presidente. Las transformaciones estamos viendo enfrentan problemas y dificultades, algunos naturales y otros provocados por otros poderes que se oponen al cambio. En lo personal me enfoco en los poderes que tratan de obstaculizar el cambio que todos queremos. Siempre he criticado a los poderes que trabajaban con el gobierno como los grupos empresariales o los sindicatos charros. El intervencionismo de Estados Unidos sigue siendo motivo de crítica ahora como lo fue hace 40 años. Al mismo presidente, cuando falla debemos cuestionar, para el bien de todos. Lo que sí noto actualmente es hay muchos caricaturistas que se concretan a criticar al solo presidente, para ellos el único poder que existe es el presidencial, de hecho trabajan para otros poderes, es decir, para la prensa vendida. Hay grupos que quisieran dar un golpe de Estado en México o que tratan por todos los medios de evitar que esta transformación continúe. Hay moneros que enarbolan la bandera de que hay que criticar al poder, pero de lo que se trata es de criticar a todos los poderes, no concretarse a uno solo, incluso algunos difícilmente cuestionaron al poder presidencial antes.