CIUDAD DE MÉXICO (apro).– Internet es un sistema de comunicación como ningún otro. Debido a ello no existe en realidad un control gubernamental; se puede publicar todo tipo de datos. Y de hecho, como suele pasar en estos casos, hay quien abusa y publica información que, incluso, puede ser ilegal en muchos sentidos. Sin embargo, se apela a que es internet, que es libre y abierta la red y que, por ello, nadie bloqueará estos sitios.
Uno de ellos es Z-Library, una de las diez mil páginas más visitadas en la red y que ofrecía gratuitamente hasta cinco libros por día para descargarse. El problema es que había una enorme cantidad de publicaciones con derechos de autor. Ante el reclamo de muchos de ellos, el gobierno de Estados Unidos cerró Z-Library, pues contenía unos 11 millones de libros y unos 85 millones de artículos técnicos.
De alguna manera los creadores de este sitio lograron hacerse de una colección gigantesca de volúmenes digitalizados, la mayoría con derechos de autor, y por los cuales sus creadores no reciben ninguna regalía, por lo que alguien saca provecho del trabajo de otros.
Por ejemplo, Z-Library hacía cada cierto tiempo alguna colecta de fondos, y para recompensar a los que apoyaban les quitaban las limitaciones de cinco libros diarios.
Los sitios z-lib-org, b-ok.org y 3lib.net fueron algunos de los bloqueados por el gobierno estadunidense. La incautación precautoria se le asignó al FBI y a la Oficina del Fiscal de los Estados Unidos para el Distrito Este de Nueva York.
Z-Library llevaba diez años operando y está buscando brincarse los problemas legales para seguir estando con sus sitios de libros piratas sin que sigan sus problemas legales.
Golpe al modelo de negocio
Hace unos años una estudiante rusa armó un sitio Sci-hub, para publicar artículos técnicos de revistas científicas y ponerlos a disposición de todo aquel que los necesite. La razón de la estudiante (en ese entonces) era que el alto costo de las revistas especializadas le impedía finalmente desarrollar sus investigaciones.
El problema va, desde luego, más allá de estos sitios piratas que –como Z-Library– buscan ahora alojarse en servidores anónimos para brincarse la ley y los derechos de autor.
La dificultad es que el modelo de negocios del pasado ya dejó de funcionar adecuadamente. Hoy –con el acceso a internet y con la facilidad de crear contenidos digitales– las editoriales tienen problemas porque es muy sencillo duplicar de manera digital cualquier libro o artículo, y entonces las editoriales dejan de vender sus revistas.
En el caso de Z-Library, sus creadores indican que: “Creemos que el conocimiento, incluidos los libros y artículos científicos, debe ser gratuito y estar disponible para todo el público que desee acceder a ellos”.
Sin embargo, se asume que eventualmente las medidas legales contra Z-Library no podrán mantenerse por mucho tiempo y más temprano que tarde regresarán estos sitios con libros gratuitos.
