CIUDAD DE MÉXICO (apro).– El martes 13 fue un día negro para los mercados internacionales, en el cual, el peso y la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) no fueron la excepción, ante la elevada inflación registrada en Estados Unidos durante agosto.
Después de cuatro sesiones consecutivas con ganancias, el peso volvió a perder terreno frente al dólar, luego de que los precios al consumidor en la Unión Americana se ubicaron en 8.3% anual durante agosto, nivel superior al 8.1% esperado por los analistas.
En ventanillas bancarias el billete verde se vendió en 20.57 pesos; mientras que al mayoreo se cotizó en 20.07 unidades, lo que significa una depreciación de 1.32%, la mayor caída diaria desde agosto pasado.
De acuerdo con el análisis del Banco Base, la evidencia de que continúan las presiones inflacionarias, particularmente en los precios de alimentos y en el componente subyacente, consolidan la expectativa de que la Reserva Federal subirá la tasa de interés en 75 puntos base el próximo 21 de septiembre.
Asimismo, se ha elevado la probabilidad de que el 2 de noviembre también se haga un incremento de 75 puntos base a la tasa objetivo.
Con lo anterior, acotó, es probable que la tasa a final de año se ubique entre 4.25% y 4.50%, lo que incrementa la probabilidad de recesión en Estados Unidos.
Entre los principales cruces del dólar las divisas más depreciadas fueron la corona noruega, con 2.60%; el dólar neozelandés, con 2.60%; el dólar australiano, con 2.29%; el peso chileno, con 2.09%; el zloty polaco, con 2.06%; el shekel israelí, con 2.00%; la corona sueca, con 1.93%, y el rand sudafricano, con 1.91%.
IPC a la baja
El dato de la inflación estadunidense también impactó en los mercados de capitales como el Índice de Precios y Cotizaciones de la Bolsa Mexicana de Valores (S&P/BMV IPC), el cual retrocedió 1.71% en la sesión, en línea con las principales bolsas estadunidenses, como el Standard & Poor’s (S&P 500), que cayó 4.32%, y el Nasdaq Composite, que retrocedió 5.16%, marcando su peor sesión desde el 11 de junio de 2020.
De acuerdo con el análisis del Banco Base, el hecho de que la inflación no esté disminuyendo como se esperaba llevó a los participantes del mercado de capitales a reconsiderar sus expectativas sobre el futuro de la política monetaria.
“Si bien la inflación general continuó disminuyendo a partir del dato de 9.1% en junio, el mercado se vio sorprendido por el aumento de 0.6% mensual en el componente subyacente”, explicó.
El análisis consideró importante mencionar que la inflación subyacente explica de mejor manera la tendencia de la inflación en el mediano y largo plazos, de modo que, refuerza la narrativa de la Reserva Federal, que apunta a mantener una postura monetaria restrictiva por un mayor tiempo al esperado.