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“Tijerazo” al pronóstico de crecimiento para 2023; así lo explica el Banxico

CIUDAD DE MÉXICO (apro).— El Banco de México (Banxico) metió tijera a la previsión de crecimiento para la economía mexicana al anticipar un Producto Interno Bruto (PIB) ubicado en 1.6% en el 2023 desde el 1.8% del informe anterior.

De acuerdo con el Informe Trimestral correspondiente a octubre-diciembre, el banco central señaló que el menor crecimiento esperado para 2023 y 2024 respecto de lo previsto en el informe anterior se explica principalmente por un deterioro en las expectativas de crecimiento para la economía de Estados Unidos y, especialmente, para su actividad industrial.

“Se espera que en el horizonte de pronóstico la debilidad que se anticipa para dicho país a lo largo de 2023 se vea reflejada en una reducción de la demanda externa de México y en una desaceleración de la actividad productiva del país en ese lapso. Sin embargo, se espera que la demanda interna continúe apoyando la actividad económica nacional”, abundó.

De hecho, para el 2024 el Banxico bajó su pronóstico de 2.1% a 1.8%, apoyado en la mejora de la economía norteamericana.

Las previsiones están sujetas a los siguientes riesgos, de acuerdo al informe:

En primer lugar, que se observe una menor demanda externa en detrimento de la actividad económica de México, particularmente en caso de una recesión profunda y duradera en Estados Unidos.

Aunado a lo anterior que se presenten condiciones financieras más astringentes a lo esperado y/o episodios de volatilidad en los mercados financieros internacionales que afecten los flujos de financiamiento para las economías emergentes.

El Banco de México consideró como riesgo el hecho de que se prolonguen o se intensifiquen las afectaciones al comercio y los problemas de cuellos de botella en las cadenas de suministro en el nivel global.

También que se presenten nuevas olas de la pandemia de covid-19 que afecten adversamente las condiciones de oferta y de demanda de la economía.

Otro riesgo se encuentra en la recuperación del gasto en inversión en nuestro país sea menor a lo esperado o insuficiente para apoyar el proceso de reactivación de la economía y el crecimiento de largo plazo. En este sentido, el Banco de México advirtió que las controversias asociadas con el T-MEC contribuyan a incrementar la incertidumbre, en detrimento de la inversión.

Por último, que fenómenos meteorológicos tales como temperaturas extremas o ciclones impacten adversamente la actividad económica nacional.

Panorama incierto para la inflación

El panorama de la inflación tampoco es muy favorable, aunque se prevé que los precios bajen de la tasa actual que es 8.38%, según el Informe Trimestral.

Para el 2023 el banco central espera que dicho indicador se ubique en 4.9% al finalizar el 2023, sin embargo, dicha cifra es superior al 4.1% prevista en el informe anterior.

Asimismo, previó que la inflación converja a la meta del 3% (+/- un punto porcentual) hasta el segundo trimestre del 2024 y no en el primero.

“El entorno para la inflación en México sigue siendo complejo ante los choques profundos, generalizados y duraderos que ha resentido debido a la pandemia y a la guerra en Ucrania. En este contexto, los pronósticos para la inflación general y subyacente se han venido ajustando”, explicó el informe.

De manera puntual, el Banxico abundó que la revisión al alza en la trayectoria de la inflación general entre el Informe Trimestral anterior y el actual se debe, fundamentalmente, a que la inflación subyacente no ha mostrado una dinámica favorable y mantiene una mayor persistencia a la esperada.

En particular, las tasas de variación de los precios de las mercancías alimenticias han disminuido a menor ritmo de lo previsto y siguen exhibiendo niveles elevados. Ello posiblemente sea reflejo de las presiones de los incrementos tan pronunciados que diversos insumos registraron desde la pandemia y que se exacerbaron con la guerra en Ucrania.

Si bien algunos de estos choques se revirtieron parcialmente, los precios de las referencias internacionales de alimentos y energía continúan en niveles elevados y mostrando volatilidad.

Además, es posible que los precios de las mercancías alimenticias no respondan a la baja ante la mitigación de los choques con la misma sensibilidad que cuando se vieron presionados al alza.

Entre los principales riesgos al alza para los precios al consumidor se encuentran los siguientes:

Si bien las referencias internacionales de algunos alimentos y energéticos han presentado ciertas disminuciones recientemente, se podrían generar nuevas presiones al alza sobre estos precios derivadas del conflicto geopolítico o ante presiones domésticas asociadas con la volatilidad de los de frutas y verduras, así como con condiciones fitosanitarias en los de los pecuarios.

También presiones inflacionarias externas asociadas con la evolución de la pandemia o la reapertura de la economía china; así como episodios de depreciación cambiaria, posiblemente ante eventos de volatilidad en los mercados financieros internacionales.

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