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“Si mi vida fuese una novela, diría que me encantó leerla”: Alberto Manguel |Video

La vida de Alberto Manguel (1948) ha transcurrido entre libros. Compró el primero cuando tenía cinco años y desde entonces no ha dejado de leer ni de adquirir volúmenes. Su biblioteca personal tiene 45 mil títulos y supera con mucho a muchas institucionales, de universidades o públicas. Ahí hay de todo, libros buenos y malos, “la mala literatura me gusta tenerla a la mano”, dice a Manguel a quien por cierto no le interesan autores como Roberto Bolaño, Amélie Nothomb o Dan Brown.

Tras vivir en Canadá, Francia y Argentina, el escritor ha decidido parar en Lisboa, ciudad a la que donó su biblioteca para lo que será el Espacio Atlántida, un sitio dedicado a la lectura y que será inaugurado en abril de 2024, adelante.

Autor de libros como La ciudad de las palabras, Una historia natural de la curiosidad, El amante puntilloso y Una historia de la lectura, Alberto Manguel recientemente estuvo en México para recibir el Homenaje al Bibliófilo dentro de la FIL de Guadalajara.

Hace unos días la FIL de Guadalajara le dio un reconocimiento por su faceta de bibliófilo. ¿Qué le supone este premio?

Ante todo, una demostración de la generosidad de los mexicanos. Hay mucha gente que se ocupa de los libros y que merecen el premio mucho más que yo, pero lo acepto, me honra y lo veo como una demostración más de amistad de México hacia mí.

¿Cuál fue el primer libro que compró?

Tenía cinco años cuando mi nodriza me llevó a una librería y compré una edición de los Cuentos de Grimm, un libro en dos tomos que todavía tengo.  Desde entonces no he parado de comprar libros, tengo aproximadamente 45 mil y los doné a la ciudad de Lisboa. Los tenía en cajas, quería que resucitasen y fue esa ciudad la que me propuso donarlos para construir un centro sobre la historia de la lectura llamado Espacio Atlántida. Lo inauguraremos el 25 de abril de 2024, para festejar los 50 años de la democracia en Portugal.

¿Cuál es la importancia de la lectura?

Hay que tener cuidado de no ser presuntuoso. Los que somos lectores y encontramos en los libros un reflejo del mundo y de nosotros, tenemos ciertas responsabilidades y una de las más importantes es no pensar que somos mejores que los otros. Hay culturas que no son de lo escrito; hay culturas orales donde la participación en la sociedad es mucho más fácil, porque en una sociedad el escrito se tiene que aprender el abecedario, las palabras, la gramática y cómo comunicarse, hay muchos niveles de lectura. En una sociedad oral, la palabra se inicia con el primer intercambio del niño y se está dispuesto a escuchar a los mayores de la aldea que son quienes retienen la memoria del pueblo.

¿Cómo se enganchó con la lectura?

Mi caso, como el de cada lector, es particular. En este sentido, fui criado por una nodriza que se ocupaba de mí. No tenía relación con mis padres y hermanos, mi mundo era el de los libros. Aprendí sobre la aventura, el amor, la muerte y los viajes a través de los libros, cuando estas cosas ocurrieron en mi vida, tenía palabras para nombrarlas.

Entre sus libros destacan Una historia de la lectura y Curiosidad, una historia natural, parecen caminos paralelos… 

Mi historia de la lectura es una historia de lo que hacemos los lectores; Curiosidad es un recorrido a través de la Divina comedia de Dante, libro que donde encuentro muchas de las preguntas que me parecen esenciales de este mundo.

¿Las preguntas esenciales se mantienen con el tiempo o cambian? 

Cambian con el tiempo, la edad, la hora del día. Hay preguntas que siguen siendo esenciales a lo largo de una vida, pero quizás se intensifican cuando uno es más viejo, sobre todo en la época que estamos viviendo. ¿Qué podemos hacer para cambiar el destino de la Tierra? Nos han advertido los científicos que ya es demasiado tarde, nos reunimos para discutir otra vez más las cuestiones, pero no estamos haciendo nada y la pregunta permanece. Sabemos que los ciudadanos deben tener los mismos derechos, pero no es así; la división entre los que poseen mucho y los que no tienen nada aumenta de día a día. Se supone que las mujeres ya tienen los mismos derechos que los hombres, pero ahí está lo que sucede en Irán y Estados Unidos. Las preguntas siguen vivas y no las hemos contestado. Quizás no tengan una respuesta precisa, pero tenemos que seguir buscando alguna solución, de lo contrario iremos rumbo al suicidio.

En el contexto de la Guerra entre Rusia y Ucrania, hay quienes pidieron prohibir la circulación de la literatura rusa, ¿qué piensa de la cultura de la cancelación?

La literatura depende del lector, puedo leer en el contexto de la guerra en Ucrania la Ilíada, y ver en la descripción del sufrimiento de la víctima, una descripción del sufrimiento de los ucranianos.  Decir que porque Rusia es el agresor tenemos que eliminar a Dostoievski y Tolstoi, es una estupidez crónica que no merece comentarios. Lo mismo sucedía cuando Estados Unidos se enfrentó a Francia y quería suprimir las french fries (patatas fritas). En Argentina durante la Guerra de las Malvinas, querían llamar al budín inglés (un pan de frutas), budín Malvinas. Eso no cambia nada, son tonterías.

En la línea de la cancelación, ¿se puede separar la obra del autor?

Hay que separar la obra del autor. Si se elige leer nada más la obra de autores que como personas fueron decentes y buenas, se tendrá una literatura reducida a cuatro tomos y ni siquiera la mejor.  Los escritores son seres humanos, son en su mayor parte infames y egoístas. Verlaine le pegaba a la mujer encinta; Céline era un antisemita y Borges era racista.  Sus obras las retomamos como nuestras y como lectores las ponemos en un contexto mejor que el de la vida privada del escritor.

¿Qué le genera este tipo de debates?

Me pregunto cómo la gente tiene tanto tiempo para estas tonterías. Yo no tengo tiempo.

¿Debería haber libros prohibidos como Mi lucha?

Prohibir un libro es simplemente recalcar su importancia. Hay libros obscenos como Mi lucha, pero tenemos que leerlos para saber de qué se trata, qué dijo, qué pensaba este vegetariano loco. Cualquier censura nunca es eficaz.

¿Le gusta la época que le ha tocado?

Me encanta la vida que he llevado. La época que me ha tocado es una que tengo que filtrar a través de mis lecturas. A mi edad no soy un gran optimista, el optimismo lo encuentro en los jóvenes que naturalmente siguen pensando que podemos tener un mundo mejor. He tenido mucha suerte en mi vida, si fuese una novela, diría que es una novela que me encantó leer y espero que el capítulo final no desmerezca el resto de la obra.

¿Qué tipo de autor le hubiera gustado que escribiera su vida?

Stevenson y Carlos Fuentes, quizás algunos otros.  Stevenson por la decencia, porque era un hombre que en vida sufrió terriblemente por la tuberculosis que acabó matándolo. Siempre fue alegre, gozó de la vida, fue curioso, no tuvo prejuicios excepto contra la maldad y la infamia, como Carlos Fuentes.

De los libros donados, ¿se quedó con alguno?

No me he quedado con ninguno. En mi casa que queda a diez minutos de donde estará el centro, tengo los libros que uso para lo que escribo, esos se irán al centro cuando acabe con mi trabajo y seguro habrá otros porque estoy siempre comprando.

¿A qué libros le tiene más cariño?

Le tengo mucho cariño a mi edición de Alicia en el país de las maravillas, a mí edición de la Divina comedia, a una colección de cuentos Kipling que me dio Borges cuando me fui de Buenos Aires.

¿Conserva los libros que no le gustan?

Sí, porque nunca se sabe cuándo los debo usar. Si tengo que dar un ejemplo de un mal libro o párrafo mal escrito, tengo a la mano a Dan Brown, Paulo Coelho y Amélie Nothomb.

¿Hay libros malos o depende del lector?

Claro, depende para qué lector. Tolstoi juraba que Shakespeare era malo.

¿Amélie Nothomb es mala?

Sí, lo voy a horrorizar, pero Roberto Bolaño, Amélie y Houellebecq, son escritores que no me gustan, no me interesan, no me dicen nada. Bolaño escribió a mi entender una o dos novelas buenas. Nocturno en Chile es muy buena novela, pero 2666 y La literatura nazi en América son bodrios.

¿La crítica literaria es caprichosa?

La crítica depende de quién es el crítico. Hay críticas con las que no estoy de acuerdo, pero me parecen interesantes por la forma en que están escritas y las ideas que desarrollan. Entiendo que la lectura no es obligatoria, reconozco que Maupassant es un clásico pero no es de mis favoritos, como tampoco lo es Amado Nervo. La biblioteca universal tiene todo y tenemos elegir todo. Durante la vida conocemos a miles de personas y, ¿cuántos amigos verdaderos tenemos?

¿Tiene un epitafio sacado de algún libro?

Sí, “Llegué a la última página, gracias”.

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