Para Elsa Cross (Ciudad de México, 1946) los mitos son una forma de relacionarnos con el autoconocimiento y con aquello que no podemos explicarnos a nivel racional. Interesada desde hace años en su vínculo con lo sagrado y la divino, ha profundizado en el tema a través de la poesía y la filosofía, en particular de la oriental.
Ganadora de premios como el Universidad Nacional, el Roger Caillois, el Nacional de Artes y Literatura, así como del Ramón López Velarde, la escritora recién publica Un templo en el oído. Ensayos sobre el mito y lo sagrado (Bonilla Artigas Editores), título que reúne conferencias y textos personales que nos acercan temas tan antiguos como el ser humano.
La relación de los mitos con el ser humano es muy larga, en el libro habla de documentos que datan del año 1775 a. C.
Incluso hay textos sumerios anteriores, pero el documento que mencionad da idea de la antigüedad de toda esa tradición literaria y religiosa de esa cultura, que a su vez se extendió a otros lugares.
¿Qué tipo de necesidad tiene el ser humano de relacionarse con los mitos?
Viene de las necesidades más profundas del ser humano; es una forma de respuesta del hombre antiguo, jamás usaría la palabra primitivo y tampoco creo que lo antiguo sea sinónimo de ingenuo, quienes no tenían la presunción o pretensión de creer saberlo todo o pretender dar respuestas a todo a través de la ciencia o la tecnología. Algo que todavía no se ha resuelto es la necesidad interna y a medida que pasa el tiempo es mayor el vacío interior, es más grande la falta de respuestas a esa búsqueda. Hay una crisis de valores morales y no hablo una vuelta a religiones tradicionales que han traicionado sus principios de muchas maneras, sino tal vez a otra búsqueda. ¿Cuál será? Podrá tener un rostro distinto para cada uno, pero no podemos quedarnos con ese vacío. Un mito se transforma todo el tiempo, no recuerdo quien decía, lo que importa de los mitos no es si son verdaderos o falsos, sino si están vivos o muertos, mientras están vivos tienen influencia o peso en ciertas personas. Nos identificamos con ellos porque ubicamos situaciones o reflexiones propias. Reflejan una inquietud y muestran una posible respuesta, cada uno tiene que encontrar la suya, pero un mito puede significar el reflejo de algo.
A lo largo del libro habla de un proceso místico como una vía de interiorización. Usted lo ha hecho a través de la poesía. ¿Es su poesía una vía de autoconocimiento?
Creo que toda el arte y la cultura tienen esta función, que lleguen a lo místico ya es otra cosa, son palabras mayores. Poderse encontrar en otras cosas ayuda al conocimiento de uno mismo. Mi vida hubiera sido infinitamente más pobre si nunca hubiera oído la música de Mozart o leído cierta poesía. Lo realmente importante es cómo el arte puede revelarnos partes más profundas de nosotros mismos y que ni siquiera sabían que existían, y que a la vez nos dan una satisfacción mucho mayor.
¿Qué representan para usted conceptos como lo divino o lo sagrado?
Son fundamentales. A nivel personal me he ocupado de estas cosas porque me preocupan, conciernen y me han dado respuestas que igualmente creo pueden ayudar a otros. De ahí viene mi interés por tratar algunos de estos temas en mis clases y en los ensayos incluidos en Un templo en el oído. Me interesa difundir, aunque sea en una mínima medida cosas que me han ayudado y abierto otras posibilidades de comprensión del mundo y de mí misma.
¿Cuál es su relación con dios?
Para mí es muy importante el contacto con filosofías orientales, particularmente me he acercado más a ciertas escuelas del hinduismo. Te muestran que a lo mejor dios está en los templos, en el cielo, en todas partes sin duda, pero donde está fundamentalmente es dentro de ti mismo. Esto te lleva hacia una búsqueda interior. No es una chifladura oriental, ya que en la raíz de la filosofía occidental Sócrates decía: conócete a ti mismo. ¿Qué quería decir con eso?, es muy difícil saberlo y describirlo, lo que sí es evidente es que mientras no tengamos ese conocimiento de nosotros mismos no iremos a ningún lado y no llegaremos a satisfacer nuestros anhelos profundos. Una vez que resolvamos esta búsqueda comprenderemos que lo que venga en la vida estará bien.
¿Usted ha resuelto esa búsqueda?
Sí y me siento muy en paz con mi vida, con el mundo y con quienes me rodean. Se que todo lo que acabo de decir es parte de la naturaleza de la realidad concreta, pero creo también que hay otros niveles de realidad y que en nosotros está la posibilidad de encausar las cosas de la mejor manera posible y de prevenir desastres.
¿Su relación con estos conceptos ha cambiado con el tiempo?
No, no es algo relacionando con la edad ni con la madurez del anciano. Hay quien llega a viejo y no resolvió nada y hay gente muy joven que tiene muy claros sus propósitos. En mi caso, esto dependió en gran medida de una práctica de meditación que implicó a ir hacia mí misma, esto me ha llevado a encontrar todo lo que busqué de una manera bastante salvaje cuando era joven. Llegó el momento de detenerme porque encontré lo que estaba buscando, así ha sido mi proceso, pero sé también que cada quien orientará su búsqueda a su manera. Deseo que todo mundo encuentre esta paz que existe dentro de cada uno.