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El futbol no se puede entender sin Pelé

CIUDAD DE MÉXICO (proceso.com.mx).- El pasado 29 de diciembre falleció Edson Arantes do Nascimento, Pelé. La muerte del astro brasileño derivó de una dura batalla contra un tumor de colon identificado en septiembre de 2021, el cual lo llevó a un tratamiento intensivo con quimioterapia. El orbe del futbol está de luto ante de la pérdida de quien es considerado el mejor jugador en la historia del futbol; sus tres Copas del Mundo (Suecia 1958, Chile 1962, México 1970) más otros 26 títulos a nivel selección y clubes son una razón de peso en esa infinita discusión, así como el hecho de que, a pesar de nunca haber jugado en un equipo europeo se convirtió en un ícono popular; el nombre más conocido del balompié, Pelé, cuatro letras que representan la filosofía del llamado jogo bonito.

Antes de llamarse Pelé

Nació el 23 de octubre de 1940 en la localidad minera brasileña Três Corações (Tres Corazones), nombre que quizá presagiaba sus futuras coronas mundiales. Fue el primogénito (le siguieron sus hermanos Jairla “Zoca” y María Lúcia) del matrimonio de Celeste Arantes y de João Ramos do Nascimento. La pareja decidióllamar a su primer hijo “Edson”, en honor al inventor Thomas Alva Edison, pues justo en ese tiempo la electricidad había llegado al pueblo. Sin embargo, debido a un error en el registro derivó en Edson. Sin saberlo se hizo la luz.

Su padre, João Ramos do Nascimento, también conocido como Dondinho, se desempeñó como centro delantero, vistió los colores del Fluminense y del Atlético Mineiro, y también jugó en algunos equipos amateurs de la localidad. Precisamente en uno de ellos, el Vasco de São Lourenço, del estado de Minas Gerais, tenía por compañero al cancerbero José Lino da Conceição Faustino “Bilé”. Edson, a quien su familia llamaba cariñosamente “Dico”, admiraba a “Bilé”, incluso jugaba como portero soñando emular a su ídolo.

Y cada vez que hacía una atajada, se gritaba a sí mismo “¡Segura, Bilé!” (“¡Agarra, Bilé!”), inspirado en el compañero de su padre. Sin embargo, debido a su corta edad, tenía apenas cuatro años, no pronunciaba correctamente el nombre de “Bilé”, y los amigos con los que jugaba en las calles, creían que decía algo parecido a “Pelé”. A partir de ahí se quedó con ese sobrenombre.

La familia llegó al pueblo paulista de Bauru debido a la promesa de un futuro mejor, pues Dondinho recibió una oferta del club local. Sin embargo, las lesiones no permitieron que su carrera futbolística prosperara y terminó limpiando baños públicos para solventar los gastos en casa. A pesar de la incertidumbre, Pelé encontró la manera de sonreír. Pasos sin calzado y torso sin camisa, pan con plátano como único alimento; venta de cacahuates y buscar a quien lustrar zapatos para ganar un poco de dinero y poder comprarse un balón, aunque también se volvió experto en crear pelotas a base de trapos, así transcurrían sus días. 

La promesa

El 16 de julio de 1950 puede concebirse como el día más fatídico en la historia del futbol brasileño: el Maracanazo. La verdeamarelha jugando como local en el estadio Maracaná la final de la Copa del Mundo 1950 ante 173 mil 850 espectadores, cayó 2-1 ante Uruguay. Aquel día, Dondinho se encontraba en su casa en compañía de amigos y familiares escuchando la final, su corazón se quebró cuando los goles de Juan Alberto Schiaffino y Alcides Giggia le arrebataron a Brasil lo que pudo haber significado su primer Copa del Mundo.

En una entrevista otorgada por Pelé a RT en 2017, habló sobre ese día. “Mi papá creía que Brasil era el mejor equipo del mundo y que esa selección iba a ser campeona. Cuando acabó el partido vi a mi padre llorando y yo no entendía por qué. Así que me acerqué y le pedí que dejara de llorar, que yo iba a ganar la Copa del Mundo por él”. Cuando Pelé hizo esa promesa tan solo tenía 9 años.

El futuro rey del futbol comenzó su formación en el equipo en donde terminó la carrera de su padre, el Bauru. Fue ahí donde lo conoció el exftubolista y exmundialista Waldemar de Brito, quien en ese momento fungía como captador de talentos jóvenes del equipo. Pelé, de tan solo 12 años, dejó perplejo a Waldemar con sutécnica, agilidad y potencia, quien incluso aseguró que jamás había visto un talento similar al de ese chico.

Año con año Waldemar regresaba a Bauru para evaluar el crecimiento físico y futbolístico de Pelé, hasta que en 1955 anunció que el Santos lo quería. Fue el 7 de septiembre de 1956 cuando debutó como profesional ante el Corinthians, partido en donde anotó el único que fue al marcador. Con los Alvinegros jugó un total de 18 años, tiempo en el que sumó 25 títulos: 14 Campeonatos Regionales, 6 Campeonatos Brasileños, 2 Copas Libertadores, 2 Copas Intercontinentales y 1 Supercopa de Campeones Intercontinentales.

Brasil encontró en él al futbolista que era capaz de crear, generar, repartir y culminar; un creativo que lo mismo flotaba en el medio campo hasta hacerlo suyo o bien, estiraba la cancha por los extremos y que, además, pisaba el área rival como su hábitat natural.

Sus proezas, naturalmente, llamaron la atención de la Selección Brasileña, con la que debutó el 7 de julio de 1957 contra Argentina, esto por la Copa Roca y, aunque anotó en su presentación con la verdeamarelha, ésta perdió 2-1. Pelé, de 17 años, fue convocado a la Copa del Mundo de Suecia 1958, lo que también resultó ser su primer certamen mundialista. Y, arropado por jugadores como Djalma Santos, Didí, Garrincha, Nilton Santos, Moacir, Vavá, entre otros, conquistó la primera corona mundial para Brasilal vencer 5-2 a Suecia en la final; cumplió la promesa hecha a su padre ocho años atrás. El niño de 17 años que lloraba en los brazos de sus compañeros comenzó a crecer, así como su futbol.

Además del triunfo colectivo, Pelé logró una distinción individual, pues se convirtió en el, hasta ahora, jugador más joven, con 17 años y 239 días, en marcar un gol en una Copa del Mundo; ante Gales por los cuartos de final, además, fue el único tanto del encuentro. Pelé irrumpió en el universo del balón cual gambeta: estrepitoso, fuerte y con cadencia, inesperado y con una genialidad equiparable solo con el ritmo de bossa nova.

Como si una Copa del mundo no hubiera sido suficiente, el astro brasileño buscó hacer honor a su lugar de nacimiento, Três Corações, y sumó dos Copas del Mundo más a su palmarés: la de Chile 1962 y la de México 1970. A lo largo de su paso por la selección en Mundiales anotó un total de 12 goles en 14 partidos disputados; es el sexto máximo anotador en tal certamen. Hasta ahora, es el único futbolista en contar con tres Copas del Mundo entre sus vitrinas.

El símbolo del dorsal número 10

Hoy es común vincular el número que porta un futbolista con su función en la cancha, de tal manera que se sabe que el número 1 o 12 normalmente es el arquero o que el 9 es el centro delantero y, por supuesto, que quien lleva el 10 es aquel que puede hacer la diferencia respecto a sus compañeros y rivales. Pero no siempre fue así y, Pelé, fue el futbolista que patentó precisamente el número 10.

Hasta antes de la Copa del Mundo de Suecia 1958, los números de los jugadores los mandaba la respectiva Federación de acuerdo a la posición de los jugadores sobre el campo y otras más los brindaban por orden alfabético.

Pelé terminó utilizando el número 10 en dicho Mundial por cuestión de azar, incluso, antes del torneo llegó a portar el 13 y hasta el 9. En 1958, la CBD (Confederação Brasileira de Desportes) olvidó enviar la numeración de cada uno de sus jugadores a la sede de la FIFA en Zúrich. El uruguayo Lorenzo Villizzio, quien miembro del Comité Organizador del Mundial y la persona encargada de llenar las planillas de las selecciones sudamericanas, tuvo que tomar la decisión sobre qué número darle a cada futbolista, esto debido a que no existía manera rápida de comunicarse con la Federación para recibir una orden ni tampoco el tiempo, pues el Mundial estaba a poco de iniciar. Lorenzo Villizzio tomó la decisión de darle el 10 a Pelé y éste hizo de dicho dorsal una marca registrada que trascendió el tiempo.

Legado

Llegado octubre de 1974, Pelé decidió retirarse tanto del Santos como de la SelecciónBrasileña. Sin embargo, en 1975 regresó de su retiro exprés para dejar huella en un nuevo sitio, en la extinta liga estadounidense North American Soccer League (NASL).

El equipo que se hizo con sus servicios desde 1975 hasta 1977 fue el New York Cosmos, en donde compartió la cancha con jugadores como Franz Beckenbauer, Carlos Alberto, Julio César Romero, Vladislav Bogicevic y Giorgio Chinaglia. En gran medida su decisión fue determinada bajo la maquinaria del marketing que comenzaba a empujar el balón y qué mejor que Estados Unidos para expandir la marca futbol y el nombre de Pelé. Se convirtió en un embajador universal.

Ahí, el brasileño levantó un torneo de liga. Y se retiró de manera definitiva del profesionalismo en 1977. En 2015, en una entrevista para el portal web 90 min, el brasileño comentó que tanto el Real Madrid, como el AC Milan y el Manchester United fueron los tres equipos europeos más importantes que buscaron hacerse con sus servicios durante la década de los 60 y 70, sin embargo, él se sentía bien con Santos, por lo que jamás quiso marcharse.

De acuerdo al propio Pelé, a lo largo de 21 años de carrera, anotó un total de mil 283 goles en mil 363 partidos, esto tanto en partidos oficiales como amistosos. Por su parte, la FIFA establece que marcó mil 279 en el mismo número de encuentros, esto por falta de pruebas de algunos encuentros.

A esta discusión se sumó la fundación dedicada a la recopilación de estadísticas de fútbol RSSSF (Rec.Sport.Soccer Statistics Foundation), la cual eleva el número de goles totales anotados a mil 303 en mil 392 partidos. Sin embargo, ésta también indica que los goles que solo deben de contar son aquellos que consiguió en partidos oficiales, mismos que se reducen a 778 goles en 846 juegos.

Pero, más allá de esta discusión, queda claro el legado de Pelé, el cual es inolvidable y en consecuencia inmortal. Antes de él hubo jugadores como Alfredo Di Stéfano, Ferenc Puskás y Garrincha, y después de él llegó Maradona, Cristiano Ronaldo y Lionel Messi, pero él escribió un antes y un después. Creó jugadas en blanco y negro que se llenaron de color con el paso del tiempo y que, a pesar de la distancia, aún se evocan.

El futbol no se puede entender sin Pelé, no se puede explicar sin él. Es el símbolo del deporte más importante del planeta.

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