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Carlos Saura en México: su cine y su relación con García Lorca y Buñuel

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- El deceso del cineasta español Carlos Saura causó conmoción entre la comunidad cinematográfica.

Su experiencia y mirada fílmica fue destacada en una de sus ultimas visitas a México, en 2011. Habló con Proceso sobre su filme musical “Bodas de sangre”, de cómo y por qué la concibió y de su admiración por Federico García Lorca y su amistad con Luis Buñuel.

Tras conocer la partida del director de más de cincuenta filmes, entre ellos: “Deprisa, deprisa”, “Carmen”, “El Amor Brujo”, “Sevillanas” o “Tango”, medios españoles recordaron sus diversas facetas como guionista, fotógrafo, escenógrafo y escritor.

El Mundo lo consideró “el cineasta de la modernidad y la memoria”, mientras que El País lo destacó como “el último director clásico del cine español” y “el que logró vencer la censura con la imaginación y el arte”. CNN en Español se refirió a él como “uno de los más influyentes de la cultura española”.

El director de 91 años que recibiría este sábado un Goya de honor, aún tiene una película en cartelera: “Las paredes hablan”, documental sobre lo que muchos consideran el punto de vista del director sobre el origen del arte y que recibió críticas positivas.

En octubre de 2011 el director estuvo en México por diversos motivos: recibió el Doctorado Honoris Causa de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y la medalla de la Filmoteca Nacional de la máxima casa de estudios; se le homenajeó en la Cátedar Ingmar Bergman de la misma universidad. Además, se presentó en la IX Feria Internacional del Libro del Zócalo, en el marco de los 80 años de la República española y los 75 años de la muerte de García Lorca.

Tras esta última –y luego de un viaje exprés a Taxco, Guerrero– dialogó con el editor de Cultura, Armando Ponce, y la reportera Columba Vértiz de la Fuente en una extensa entrevista publicada en el semanario Proceso (1824).

Ahí, con una sonrisa y vitalidad sorprendentes, el cineasta originario de Huesca (1932) recordó sobre García Lorca:

“Era de los escritores medio prohibidos en la España franquista. Digo medio porque no estaba prohibido del todo, la verdad se conocían algunas de sus poesías, pero claro, su aspecto político y su fusilamiento era tema delicado, pero poco a poco fuimos aproximándonos a todos estos españoles, unos fusilados por Francisco Franco, otros desaparecidos en la guerra y otros exiliados. Fue una ruptura tremenda en la historia de la cultura española. A los jóvenes de entonces nos tocó un poco recuperar a esas personalidades importantísimas, vivos o muertos, poetas, escritores, analistas, cineastas, como Luis Buñuel, en fin. A base de mucho trabajo poco a poco se les reconoció y los exiliados empezaron a retornar a España más tarde.

“Pero siempre ha quedado la imagen de García Lorca. Su fusilamiento mitificó más su figura y siempre nos queda la tristeza de pensar qué pudo haber escrito si no hubiera muerto.”

En cuanto a su cinta “Bodas de sangre”, confesó que le había ofrecido el hermano del poeta de mayor influencia de la literatura española filmarla con un productor estadunidense, pero no le interesó:

“Era muy fiel al texto y como muy convencional. No me gustó, me parecía ya un folclor de García Lorca. Después el productor Emiliano Piedra me propuso rodar ‘Bodas de Sangre’, del bailarín y coreógrafo Antonio Gades. No había visto esa obra. Se hizo una audición para nosotros en la Escuela Nacional de Danza, en Madrid, entonces Gades era el director allí. Era un lugar lleno de espejos, las barras, y lo que más me gustó, aparte de la obra, es que los bailarines y los cantantes no se movían de ese espacio.

“De alguna manera era como un ensayo precioso, y me pareció una pieza estupenda porque retomó lo que al inicio estimuló a García Lorca para escribir Bodas de sangre: fue un hecho real. Gades integró el hecho que estaba en los periódicos con la versión del poeta. La obra de teatro y danza era una maravilla, entonces traté que eso fuera un largometraje, con un poco más de empaque, y que durara una hora y pico para que se pudiera proyectar.”

Sobre qué tanto respeto el texto de García Lorca, recordó:

“Hubo críticas al respecto y por su forma de presentar este género. –No sé de dónde surge eso. Pero hay que entender que el lenguaje del cine es diferente al lenguaje teatral. Es verdad que yo tuve que realizar muchos acoplamientos con Antonio Gades y a veces repetir las partes musicales. Cuando hay acciones simultáneas desde el punto de vista teatral siempre es un plano general; por ejemplo, se ve a Gades y Cristina Hoyos al mismo tiempo, pero en el cine hay que desdoblar eso. No hubo ninguna dificultad, el trabajo fue estupendo.

“La coreografía, de Gades o de quien fuera, debía estar en paralelo con otra coreografía que es la cámara, la cual realmente tenía un dialogo con la coreografía. En el estreno de Bodas de sangre recuerdo que me reprochó un crítico por qué no aprendía del cine estadunidense, de Fred Astaire, una cosa rarísima. Me comentaba por qué no hacía todo en plano general, una idiotez impresionante. Seleccioné lo que más interesaba para que tuviera más potencia, más fuerza. Fue un trabajo muy bonito, con los espejos que me inventé, y una serie de cosas. La fidelidad a la obra del poeta es imposible porque se baila, no se habla, incluso las canciones que se interpretan ahí no son de García Lorca, son canciones más o menos populares.” 

En relación a la vigencia de Lorca en España, afirmó que era ·un poeta indiscutible, aunque a las generaciones jóvenes no les interesa, “pero ese es un problema universal; aun así se estudia en todas partes, se conoce, se editan libros. Creo que García Lorca está muy vigente.”

Además de creer firmemente que “todos están influidos mutuamente: Buñuel por Dalí, Dalí por Buñuel, Lorca por Dalí, Lorca por Buñuel, en fin. Eso lo comenté mucho con Buñuel porque admiraba y quería con locura a García Lorca”.

–¿Qué le decía Buñuel de esa influencia que tenía de García Lorca?

–Era una influencia tremenda porque cuando escribió García Lorca la obra teatral Así que pasen cinco años, como Buñuel era muy surrealista, le pareció horrible aquello, y entonces hicieron el corto Un perro andaluz. ¡Y el perro andaluz era García Lorca! …pero Buñuel adoraba a Lorca. Eso era una broma entre ellos, de ‘éste es un traidor’.

“También Juan Ramón Jiménez escribió una carta para Dalí y Buñuel. Les decía que parecía mentira que habían insultado a ese ser maravilloso que era un burro, Platero”.

–¿Buñuel influyó en su cine?

–Con Buñuel tuve una relación maravillosa. Él no era conocido en España y en el mundo, sólo era popular en pequeños círculos muy específicos de intelectuales, pero la verdad su cine no tenía una gran difusión. A mí siempre me había interesado mucho, primero porque era un aragonés como yo, segundo porque mi familia tenía relación también con la familia de él. A mediados de los cincuenta, por 1956 o 1957, tuve la oportunidad de acudir a Francia a un festival hispanoamericano. Fui con su hermana, Conchita Buñuel, una mujer maravillosa, encantadora. Ahí vi dos o tres películas mexicanas fantásticas y pensé que eso se debería seguir para hacerlo en España, no realizar sólo un cine documental, realista, que estaba muy bien, pero debía existir un cine más imaginativo, que es por lo cual siempre he luchado un poco. Se pueden hacer las dos cosas y no pasa nada…

La entrevista completa se puede leer en el texto “Saura a 75 años del asesinato de García Lorca” (Proceso, 1824).

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